Capítulo 20

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— ¿Sabes en dónde estamos?

Su voz, causándole un ligero susto lo hizo abrir los ojos. Algo encandilado por la divina luz pestañeó, hasta aclarar la vista. Arrugando el entrecejo, exponiendo su confusión analizó la imagen, ese viejo lugar que reconocía bien.

— Es... Mi casa. — Respondió asomando una sonrisa, identificando el lugar.

— Sí, así es.

Taehyung a su lado asintió, mirando esa casa como si la conociera de toda la vida. Aunque eso lo desconcertara solo podía pensar en esa emoción en su pecho por ver su hogar en un hermoso estado, reluciente y vivo, donde corría siempre a sentirse cómodo.

¿Por qué lo había llevado ahí? ¿Por qué estaban ahí? ¿Cómo rayos habían llegado allí?

Tenía tanto por pensar que su cabeza se averió por un momento. Solo pudo mirar a Taehyung con esa sonrisita que lo dijo todo. Y este se la devolvió, diciéndole:

— Ve, cielo. Te están esperando.

No necesitó más permiso que ese. Como un niño emocionado Jungkook corrió a esa casa, con deseos inmensos de entrar y encontrar esas personas que Taehyung sabía bien que quería ver, aunque eso fuera imposible. Corrió por ese césped que le acarició los pies descalzos y esa brisa fresca que refresco su rostro reluciente.

Hasta que esa puerta se abrió y su expresión cambió por completo.

Con un golpe en el pecho Jungkook detuvo el paso y sus ojos se agrandaron. Asustado se tambaleó hacia atrás y su respiración se agito de golpe.

Eran sus padres, pero de la peor manera que un hijo los podría ver.

— ¿Estás asustado?

Ahora Jungkook veía de reojo que como Taehyung observaba cada uno de sus movimientos, pero no movió la mirada de ese matrimonio en terrorífico sufrimiento. Su madre desgarrada gritaba por ayuda, mientras su padre esperaba más muerto que vivo a que su sufrimiento acabará.

No le quiso dar la obvia respuesta, solo quería huir y llorar.

— Vámonos. — Jadeó de repente, retrocediendo.

— Que raro. — Indago irónico. — Viniendo de un asesino como tú.

Su pecho ardió y ya no pudo ver con claridad al mover su mirada al castaño. Solo veía esa enorme marca de garras en su cuello, ese líquido rojo esparciéndose por su ropa rasgada y un temible animal acercándose detrás de él. Sus ojos se encontraron con los de ese depredador al que escuchaba gruñir mientras los acechaba y lo odio. Lo odio tanto que su cuerpo se sintió desvanecido.

Se odiaba.  

Porque sabía que no lo podía enfrentar, no podía enfrentarse.

— Quise ayudarlos, Jungkook. Quise impedir que volviera a pasar...

— Espera...

En ese débil pedido solo pudo observar. Solo podía mirar como ese animal iba tras sus padres, a ese fuego que crecía ferozmente en esa adorada cabaña. Aunque quería correr a él y detenerlo, no podía moverse.

— Pero tenías tanto miedo que morí con ustedes.

— ¡No!

Desgarrado gritó, rompiendo en llanto cuando sus frías garras se enterraron en el cuello de su madre, acabando con su vida. Ese animal mataba a sus padres, a las personas que más amaba en el mundo. Acabó con ellas como si fueran nada y él sólo lloraba.

Desgarrado cayó de rodillas, sintiendo como lo perdía todo, como le arrancaban todo. Y eso que le quedaba, estaba por ser perdido. Olvidó su miedo cuando vio a ese animal volviéndose a acercar, pero no teniéndolo a él en la mira. Lo quería a Taehyung. Quiso ir por él, quiso defenderlo. Pero el también estaba atrapado, estaba perdido.

⌱ Corazón ardiente. ℘|℘  𝑱. 𝑱𝒌 • 𝑲. 𝑻𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora