Noche oscura (II)
Hinata pegó un chillido cuando él fuerte trueno hizo retumbar toda la casa. Ella cerró los ojos por puro instinto, pero cuando los abrió gimió.
La casa estaba a oscuras.
—¿Naruto?— murmuró al teléfono muerto.
Ella tembló al ver por la ventana que la luz de todo el barrio parecía haberse ido por la tormenta. Sus manos se agitaban mientras puso el auricular del teléfono en su lugar. Su corazón golpeaba demasiado fuerte.
No había llegado a escuchar lo que quería decirle Naruto, pero si había sentido su desesperación, su preocupación. ¿Qué podría haber pasado?
Ella se movió, lenta y cuidadosamente por la casa, llendo hacia la pequeña cocina. No sabía dónde Naruto guardaba sus velas, pero intentaría buscar. Estuvo muy tentada a prender su teléfono, pero Naruto le había dicho que no lo prendiera por nada, ya que podían localizarla por allí. Ella lo había considerado algo exagerado, pero ahora están paranoica.
Hinata levantó la cabeza de golpe cuando algo golpeó el vidrio de la ventana de la cocina. Justo había llegado a la mesada y alargó la mano para tomar un largo cuchillo. Ella cerró sus dedos dolorosamente en el mango, temblando más que nunca. Miró hacia allí cuando el golpe volvió y gimoteo un poco cuando dió un paso hacia allí.
Gritó cuando el golpe fue más fuerte y dió un paso hacia atrás, golpeando su cadera contra la mesada. Respirando con fuerza, se dió cuenta que parecía ser una cuerda o algo así, no llegaba a distinguir la forma. Él fuerte viento lo hacía balancearse.
—Tranquila. No es nada—, se murmuró para intentar calmarse—. Busca esas malditas velas— se instó.
Ella volvió a los cajones y busco de uno en uno. Encontró las cerillas, pero no una vela. Ella estaba de cuclillas, en el último cajón cuando de repente las gotas grandes golpearon el techo.
La tormenta comenzó a caer con toda su fuerza.
Hinata se levantó, seguía temblando. No sabía si era por el miedo, pero de repente tenía mucho frío. Tal vez la temperatura había bajado por la tormenta.
—Eso tiene más sentido—, se dijo mientras se abrazaba y buscaba las velas.
Ella fue esta vez a los cajones del otra lado. Buscando cada vez más desesperada cuando los truenos sonaban como en una película de terror.
—Diablos..—, murmuró cuando golpeó su dedos contra algo duro y grande.
Ella lo tomó y suspiró aliviada al ver que era una linterna. Buscó la forma de prenderla, hasta que dió con un botón. La luz se encendió fuerte, cegándola por unos segundos ya que la tenía apuntando a su cara.
—Jesús—, se quejó mientras apuntaba a otro lado y parpadeaba intentando adaptar sus ojos a la nueva luz.
Ella apunto a la ventana y reconoció la correa de un perro, era lo que estaba colgado, el lado de metal estaba golpeando contra el vidrio. Frunció el ceño. ¿Naruto tenía un perro? Ella no lo había escuchado.
El agua caía por el vidrio de la ventana como si una manguera estuviera apuntando contra ella. Hinata se acercó a la abertura, notando que la lluvia era tan fuerte que prácticamente no se veía mucho más lejos que unos pocos metros.
Tembló involuntariamente cuando un escalofrío la recorrió entera.
Hinata bajó la intensidad de la luz y tomó la cuchilla que había dejado en la mesada, apunto al suelo mientras se movía a la sala una vez más. Ella había estado en la habitación, pero con la tormenta y la luz fuera, no sabía si podría escuchar a Sakura cuando llegara.

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Destino
Любовные романыHinata quería disculparse por su mal comportamiento en su adolescencia con su único amor. Naruto no puede siquiera verla, está lastimado profundamente. ¿Pero será una mala jugada del destino que un asesino en serie que está investigando Naruto haya...