Hinata quería disculparse por su mal comportamiento en su adolescencia con su único amor. Naruto no puede siquiera verla, está lastimado profundamente.
¿Pero será una mala jugada del destino que un asesino en serie que está investigando Naruto haya...
[Jeremías 25:29] Porque, ¡miren!, es con la ciudad sobre la cual se llama mí nombre con que estoy comenzando en cuanto a traer calamidad, ¿y deben ustedes mismos de manera alguna quedar libres de castigo?".
"'No quedarán libres de castigo, porque hay una espada que estoy llamando contra todos los habitantes de la tierra', es la expresión de Jehová de los ejércitos.
[2 Corintios 10:5,6] Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de Dios; y ponemos bajo cautiverio todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo; y nos mantenemos listos para infligir castigo por toda desobediencia, tan pronto como la propia obediencia de ustedes haya sido plenamente llevado a cabo.
[Hebreos 10:29-31] ¿De cuánto más severo castigo piensan ustedes qué será considerado digno el que ha hollado al Hijo de Dios y que ha estimado como de valor ordinario la sangre del pacto por la cual fue santificado, y que ha ultrajado con desdén el espíritu de bondad inmerecida? Porque conocemos al que dijo: "Mía es la venganza", y otra vez: "Jehová juzgará a su pueblo". Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo.
Él lo vió irse, dejarla en esa pequeña casa inútil que no tenía forma de detenerlo. Nunca lo lograría, ya que él contaba con la bendición de Dios, su Señor, para este último trabajo.
Dios le había bendecido con la inteligencia suficiente para entender sus escrituras y dar castigo a sus herejes.
Se volvió lentamente con el auto, debía volver a la iglesia para prepararse para esa noche, donde llegaría el castigo de la impura Hinata. No le importaba, una vez que terminara con ella, volvería a ser pura para entrar al Reino de Dios y ser su esposa en los cielos. Dios se lo había dicho así.
Su corazón se aceleró en sólo pensar en el momento de limpiar cada parte de ella. Desgraciadamente no tendría la ayuda de la droga, pero eso sería lo mejor. Ella tendría que entender que lo hacía por su bien, que lo hacía porque la amaba. Hinata era una mujer temerosa de Dios, ella entendería..
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Estaba leyendo su biblia, preparándose para su importante tarea, cuando la puerta de su recámara sonó. Él no levantó la mirada cuando habló.
—Adelante.
Escuchó el chirrido que hicieron las bisagras al abrirse la pesada puerta de madera y él levantó la mirada.
—¿Qué sucede?— preguntó algo molesto que le interrumpieron su ritual.
—¿Está todo listo?
—Estoy en eso—, dijo apuntando su biblia.
Su compañero asintió y caminó hasta sentarse en la cama.
— Léeme lo que estás repasando.
— Siempre son los mismos pasajes. Levítico 26:18, también el versículo 25.
— Léelos.
—"Sin embargo, si a pesar de estas cosas ustedes no me escuchan, entonces tendré que castigarlos siete veces más por sus pecados"—. Su compañero asintió cuando terminó con ese versículo y él paso al siguiente—. "Y ciertamente traeré sobre ustedes una espada que tome venganza debido al pacto; y ustedes realmente se recogerán en sus ciudades, y ciertamente enviaré la peste en medio de ustedes, y tendrán que ser dados en manos de un enemigo.
El hombre asintió cuando se levantó.
— Léeme por favor, Proverbios 29: 17, hijo mío.
Buscó rápidamente el pasaje y pasó a leer en voz alta.
—" Castiga a tu hijo y te traerá descanso, y dará mucho placer a tu alma."
Levantó la mirada con una leve sonrisa en sus labios. Su compañero y maestro estaba justo al frente de él y le hizo la señal de la cruz para bendecirlo en su tarea.
— Serás bienvenido en el Templo de nuestro Señor con honores, hijo Hidan. La iglesia y Dios agradecen tus servicios. Los tuyos y los de nuestro futuro castigador, Toneri.
Hidan frunció el ceño y miró algo preocupado a Danzō.
—Obispo¿Qué pasará con Toneri? Ha sido llevado por los policías.
—No te preocupes por eso hijo—, contestó Danzō—. Dios lo protege, no encontrarán nada contra él. Y cuando ese ignorante e impuro detective se dé cuenta de su error ya será muy tarde.
La mirada de Danzō fue hacia la ventana que daba al cielo. No había estrellas ni luna, las nubes negras oscurecían más aún la obscura noche. Un relámpago alumbró la noche por un segundo y luego vino el retumbar del trueno.
— Dios está con nosotros está noche.
Hidan se levantó y tomó su largo tapado oscuro.
—¿Qué hará obispo?— preguntó al darse cuenta que Danzō se quedaba quieto mirando la ventana mientras él terminaba de prepararse.
—Creo que es hora que visite a mí hijo de Suna.
—¿Se marchara está noche?
—Ya lo estoy haciendo—, dijo al darse vuelta y mirar a Hidan una vez más.
Hidan observó la sonrisa de su maestro y él también sonrió.
— Nos estaremos viendo en el Reino de Dios, obispo—, dijo con asentimiento antes de salir.
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