Ser la presa
Hinata ya estaba cansada del encierro hacia el segundo día que no le dejaban salir.
Su jefe le había dado unas "vacaciones" pagas, pero sólo tenía una semana. Estaba acostumbrada a estar en su casa, pero él hecho que distintos hombres se instalarán en su sala, le ponía los pelos de punta.
También estaba el hecho que Naruto no había vuelto aún.
Los agentes eran educados, buenos e intentaban que ella estuviera cómoda. Pero no podía aguantar más estar allí.
Hinata se detuvo en la sala, mirando con brazos cruzados a Shino que se mantenía viendo un documental en su sofá individual, comiendo de sus galletas. A ella no le molestaba, era el más tranquilo, escuchando la televisión en volumen bajo y casi ni sentía su presencia. Pero ella estaba de un pésimo humor.
—¿Podemos salir?— le preguntó.
—No—, contestó Shino sin siquiera sacar la vista de la pantalla.
Hinata hizo un mohin.
—Pareciera que yo soy la que está haciendo algo malo. Él que me mandó la nota tiene que estar encerrado, no yo—, se quejó.
Eso hizo que Shino la mirara.
— Órdenes son órdenes— dijo simplemente.
Hinata se dejó caer en su sofá de dos cuerpos.
—¿Naruto ordenó que quedará aquí encerrada?
Shino asistió mientras volvía la mirada a la televisión.
—Pues es un idiota—, se quejó ella, logrando que Shino la mirara con una ceja alzada.
— Sólo quiere lo mejor para ti...
—Pues es pésimo en su trabajo—. Cuando la mirada de Shino se entrecerro, ella sintió que su cara se calentaba—. No lo tomes a mal.
— Creo que sería pésimo si él te dejará a tu suerte. ¿Crees que tenemos los recursos para que un detective se quede contigo todo el día? Naruto está gastando todos sus favores contigo. Todos le debemos algo a él y él nos pide este favor. No podemos decirle que no. Además ¿Crees que eres la única mujer que tiene problemas? Eres la primera que tenemos una vigilancia 24/7. No tenemos suficientes hombres y mujeres, pero eres importante para Naruto.
Hinata parpadeó, jamás había escuchado a Shino hablar más de unas pocas palabras.
—Yo... Lo siento. No lo sabía— susurró sintiéndose una mal agradecida.
—No tenías por qué saberlo— contestó tranquilo Shino, mirando hacia la televisión de nuevo.
Hinata también miró la televisión, sintiéndose mal por las palabras que había dicho. Se mordió las uñas mientras en la televisión hablaban de los hábitos de caza del tigre. Ella sintió un escalofrío cuando vió la mirada del enorme felino sobre su presa, mientras se agazapada en el pastizal.
De repente, ella se sintió como ese cervatillo que pastaba sin preocupación, sin saber qué un depredador estaba a su espalda, a punto de saltar sobre él. La voz del hombre que hablaba en la televisión sólo le hizo sentirse más nerviosa.
—Una vez que han atrapado a su presa, en el caso de animales pequeños o medianos cortan la medula espinal detrás de la cabeza, pero si es más grande, optan por degollarla justo en la garganta con sus potentes mandíbulas. En todos los casos, los tigres procuran una muerte rápida a sus víctimas.
Hinata se preguntó si así sería como la cazarían a ella. El tigre comenzó a acercarse con lentitud y sigilo, mientras él cervatillo levantaba la mirada, como si lo hubiera escuchado. El cervatillo miró a su dirección, pero parecía no poder verlo, ya que se agitó un poco y siguió comiendo.
El tigre comenzó a avanzar de nuevo.
—Una vez que ha logrado la muerte de su comida, la traslada a un sitio donde pueda comérsela tranquilamente. Si es necesario, ocultan los restos para seguir devorándola más tarde. Al momento de comer, utiliza sus garras afiladas y grandes dientes, desgarrando así el alimento.
El tigre se lanzó, pero él cervatillo ya había estado nervioso y atento. Salió corriendo con rapidez, pero él depredador lo siguió.
Su propio corazón golpeó en su pecho mientras veía, conteniendo la respiración, mientras él delgado cervatillo corría y corría por su vida.
¿Así le pasaría a ella? ¿Correría y correría por su vida?
El tigre pareció pensar que no valía la pena, porque lo dejó ir y ella volvió a respirar.
—Pero el tigre puede tener largos tiempos de ayuno, más después de una buena comida. De todos modos, puede comer de a 50 a 60 animales por año.
Hinata tragó saliva. El cervatillo se había salvado, por lo menos por esa vez. ¿Pero quién diría que no sería cazada en otro momento?
ESTÁS LEYENDO
Destino
RomanceHinata quería disculparse por su mal comportamiento en su adolescencia con su único amor. Naruto no puede siquiera verla, está lastimado profundamente. ¿Pero será una mala jugada del destino que un asesino en serie que está investigando Naruto haya...