» El infierno está vacío, y todos los demonios están aquí. - William Shakespeare. «
Siento como una helada gota cae sobre mi nuca y, al levantar la mirada, otra cae sobre mi rostro, cierro los ojos como acto reflejo. Al volver a abrirlos veo como el cielo está completamente negro, ocultando la luna y las pocas estrellas que son visibles detrás de una nube. Eso no me augura nada bueno. Estaba bastante lejos de casa y, si la tormenta se desataba, las cosas se complicarían.
Dirijo mi mirada al interior de la casa con más fuerza de la necesaria, causando que mi cuello haga un crujido que me hizo soltar un pequeño gemido de dolor. Los adolescentes del interior ni siquiera se dan cuenta de que se aproxima un chaparrón. Siguen bebiendo, bailando y divirtiéndose, ajenos al rotundo cambio climático, gritándole al dj con admiración al escuchar las canciones que hace sonar, aunque, siendo sinceros, llamarlo "dj" sería exagerar. Lo único que hace es reproducir una canción y subir y bajarle el volumen, cambiándola por otra cuando la mejor parte llega para volver a repetir el proceso. Eso no es arte, es destruir buenas canciones.
Un suave relámpago ilumina el cielo durante menos de un segundo, por lo que decido que es hora de volver a entrar. Un chico amenaza con caer sobre mi apenas cruzo el umbral de la puerta, pero es salvado por, supongo, uno de sus amigos quien me da una mirada de disculpa. Solo asiento restándole importancia y camino de puntitas, intentando localizar a mis amigas por sobre todas las cabezas. Quiero irme a casa y perderme entre las sábanas, preferentemente antes de que comience a llover.
Recorro la casa de arriba a abajo, sintiendo como la desesperación comienza a nacer en mi interior al no dar con ellas, ganándome varios insultos al entrar a las habitaciones sin tocar. La preocupación solo aumenta cuando ninguna de las dos atiende el teléfono. Siento que me falta el aire, mi frente comienza a sudar a pesar de la baja temperatura. No sé dónde estoy, no encuentro a mis amigas y no tengo forma de volver a mi casa. No me importa la fila que hay para usar el baño, solo entro, ganándome más insultos. Ni siquiera me molesto en pedir disculpas a quién sea que esté aquí adentro, solo abro el grifo de agua fría y me mojo la cara. Tomo una respiración profunda, arrepintiéndome al instante al sentir el olor a vómito adentrarse a mis fosas nasales, causándome una arcada.
Llevo mi mirada al retrete, encontrándome con Mark, un joven delgado de ojos color esmeralda, abrazado al retrete. Observo la puerta, preguntándome si debería salir o ayudarlo un poco. No tengo ningún tipo de relación con él, las veces que hablamos son contadas con los dedos de una sola mano, pero sé que a Marie le cae bien. Suelto un suspiro mientras vacío un vaso de plástico donde quién sea que vive aquí guarda los cepillos de dientes y, luego de enjuagarlo y cargarlo con agua fría, me pongo de cuclillas frente al pelirrojo, asegurándome de tirar la cadena.
—¿Te encuentras bien? — pregunto, ofreciéndole el brazo. Él ni siquiera se inmuta. —¿Mark?
Un quejido sale de sus labios al mismo tiempo que asiente rápidamente. Siento como la pared detrás mío tiembla debido a la música, ruedo los ojos cansada del ambiente preguntándome porque había aceptado venir.
—¿Has visto a Marie? — cuestiono lentamente, procurando no desesperarme por su condición. Nunca había sido una persona con paciencia para tratar con estas situaciones.
Ruedo los ojos al ver que el chico está quedándose dormido y, sin pensar, meto mi mano en el vaso y le salpico el rostro, despertándolo el tiempo suficiente como para que las palabras "irse", "coche", "media hora" salgan de sus labios.
Dejo el vaso en el suelo con un poco más de fuerza de la necesaria, causando que un poco de agua salte hacia el suelo, y me levanto furiosa para luego salir del baño. Vuelvo a tropezar con personas sudorosas mientras salgo de la casa. Definitivamente, Rachel y Marie se ganarían el premio a "Las peores amigas del año" sin ningún tipo de problema. Busco con la mirada el Seat León rojo de Rachel cuando logro salir, pero, por más que lo intenté, no doy con él, confirmando lo que Mark me dijo antes. Se han ido, sin mí. Me dejaron en la casa de un maldito desconocido sin siquiera avisarme.
ESTÁS LEYENDO
Höllenstern
Mystery / ThrillerEdén Dufour nunca se imaginó que aquella noche de Halloween iba a presenciar un asesinato, así como tampoco se imaginó que el asesino iba a ir tras ella. En la noche más aterradora del año, un solitario bosque será testigo de todo un infierno. Una j...