11. Averno

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Veo a través de la ventana uno de mis momentos favoritos del día; el atardecer

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Veo a través de la ventana uno de mis momentos favoritos del día; el atardecer. La manera en la que el cielo se tiñe de tonalidades naranjas siempre me pareció facinante, sin mencionar la mezcla de rosa y púrpura que aparece de vez en cuando. Me pregunto cómo es que las personas que caminan por la acera no se detienen durante unos segundos para admirar el espectáculo que la madre naturaleza está regalándonos.

Un gemido ahogado me obliga a sacar la vista de la ventana. Detrás mío, tirada sobre la alfombra de su habitación en posición de estrella boca abajo, está Clover. Me muerdo el interior de la mejilla, intentando contener la risa al ver como sus hombros se mueven de manera cómica en un falso llanto, lleno de quejidos.

—¿Qué haces?— interrogo divertida. Ella levanta la cabeza tan rápido que su cuello hace un leve ruido, hago una mueca debido a eso.

—Me rindo completamente.—gruñe levantándose.—Llevamos días intentando averiguar algo sobre los Höllenstern y no hay nada.

—Debemos apurarnos, la investigación fue cancelada.— digo frunciendo el ceño, recordando el anuncio que se hizo esta mañana con la mirada en las anotaciones que hicimos hasta el momento. Dejo caer mis hombros al darme cuenta que, en realidad, no tenemos nada más que mi palabra la cual fue ignorada por completo.— ¿Tu padre no te ha dicho nada al respecto?

Niega con la cabeza. Sus rastas se encontraba levantadas en un moño desarreglado, su ropa bastante arrugada. Me pregunto si me veo igual. Llevamos tres horas encerradas en su habitación, intentando conectar las pocas pistas que tenemos y lo único que logré conseguir fue un terrible dolor de cabeza y cuello.

—Escuché que la madre de Rachel pidió que se supendiera todo.— frunzo el ceño con extrañeza.

¿Por qué Jess haría eso? A cualquier madre le gustaría saber que ocurrió el día que su hija murió, a no ser que supiera algo. Recuerdo el rostro de agradecimiento de la rubia en el funeral cuando Demon Höllenstern hablo con ella. La sensación de que algo estaba dejando pasar era demasiado fuerte.

—No tiene sentido.—el sonido de una llamada entrante rompe el silencio que se formó sobresaltadonos, me relajo al ver a Clover contestando mientras que salía de la habitación.

Estiro mis brazos sobre mi cabeza intentando sacar la tensión que me embargaba, asumiendo que la paranoia había llegado a mi vida para quedarse desde aquella noche. Todo el tiempo me sentía observada, había obligado a mi madre quitar el espejo en mi habitación y las pesadillas cada vez eran peor.

La puerta se abre.

—Arek llamo,hay que ir a Averno.

—¿Disculpa?

—Es un bar clandestino al norte de AllernHill.—emocionada se tira sobre la cama provocando que varios papeles caigan al suelo, levanto una ceja sin comprender a qué iba.-—Pertenece a los Höllenstern.

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