05.Unpleasant meeting

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Despierto sobresaltada, con la sensación de pánico aún intacta en mi sistema. Intento calmar mi respiración al tiempo que me recuesto con la mirada fija en el techo de mi habitación. Cierro los ojos con fuerza.

Por un momento pienso todo fue solo un mal sueño, que, al despertar, volvería a ser viernes en la mañana y estaría esperando hasta la noche para ver a Rachel y pasar un buen rato a su lado. Pero al abrir los ojos, las imágenes de la noche anterior invaden mi mente como si las hubiera convocado.

Todo había sido real y, por una extraña razón, sentía que era mi culpa.

No lo es me repito mentalmente, o tal vez en voz alta, a esta altura ya no lo sé, en un intento de hacer que la sensación de culpa desaparezca. Probablemente Rachel seguiría con vida si no me hubiera separado de ella, tal vez nada hubiera pasado si no le hubiera volcado la bebida accidentalmente a aquel chico. Pero de nada sirven intentos por pensar en lo hipotético, porque todo fue tan real como el nudo que tengo en el pecho. Marie asesinó a mi rubia amiga sin titubear, ella está muerta y nunca volveré a verla.

Ya son más de las diez de la mañana cuando decido levantarme de la cama. Se oyen algunos muebles ser movidos de lugar varias veces en la plata baja, por lo que deduzco que mi madre está haciendo una limpieza así que, siendo lo mas silenciosa que puedo, voy al baño y me aseo planeando escapar del domingo de limpieza que mi madre acostumbra a hacer como si fuera la actividad más divertida para realizar en su único día libre en la semana. La veo pasando la aspiradora por la vieja alfombra de la entrada mientras bajo las escaleras. Me muerdo el labio inferior al ver lo pálido que está su rostro, sin mencionar las oscuras ojeras debajo de sus castaños ojos. Me saluda con una mano sin detener lo que hace, la saludo con una sonrisa fingida. Los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior vuelven a mi mente y me hacen ahogar un sollozo, preguntándome cómo demonios voy a decírselo, sin importarme en el castigo que seguramente me dará por haberme escapado por la ventana como una cucaracha.

Aterrada a que los demás sepan que presencié todo ese acto y mi destino sea el mismo que el de esos chicos, decido callar. Sé que Demian es consiente de que estuve ahí todo el tiempo, por lo que debo mantenerme lo más alejada de él posible. Recuerdo la sensación de la hoja del cuchillo enterándose en mi piel, no una, sino dos veces y, con desesperación, comienzo a palparme el hombro, mi ceño se frunce al no dar con ningún corte, ni siquiera un rasguño. Levanto mi vieja camiseta de dormir, no hay heridas, ni siquiera un moretón, es como si, esos sucesos que ocurrieron en aquel bosque, sí haya sido parte de un sueño.

—Hola cariño, ¿Cómo dormiste? — mi madre pregunta con un eje de preocupación en su voz, sobresaltándome. Mi mirada se clava en ella, con la aspiradora apagada y el ceño levemente fruncido ante mi, a sus ojos, lunática manera de actuar.

—Oh… No bueno, es que… dormí mal, había mucho ruido afuera.— miento, sabiendo que va a creerme porque ella sabe lo ligero que tengo el sueño.

Ella asiente y, luego de encogerse levemente de hombros, vuelve a ponerse unos audífonos que no había notado que llevaba mientras me señala la cocina.— Bueno, no he hecho desayuno para ambas así que puedes agarrar dinero del mesón e ir a la cafetería del centro.

Aprieto los labios ante la perspectiva de salir pero sé que, si no lo hago, empezará a hacer preguntas que no quiero responder, además de que la idea de morir de hambre hasta la hora de almuerzo no es muy atrayente, no importa cuanto quiera huirle a Marie y Demian. AllernHill no era lo suficientemente grande para poder evitarlos todo el tiempo.

Así que, con piernas temblorosas y camiseta vieja siendo reemplazada por una nueva, salgo de mi vieja y menos polvorosa casa para adentrarme en las engañosas y “seguras” calles de AllernHill.

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