Edén Dufour nunca se imaginó que aquella noche de Halloween iba a presenciar un asesinato, así como tampoco se imaginó que el asesino iba a ir tras ella.
En la noche más aterradora del año, un solitario bosque será testigo de todo un infierno.
Una j...
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De vuelta en mi dormitorio, me tumbo en la cama hundiendo la cara en la almohada, con la esperanza de que en cuanto me despegara de ella, sería recibida por otra realidad. Una completamente diferente.
Pero eso no sucedió y, aunque había intentado fingir indiferencia ante las palabras de Kaherine, lo cierto era que aquel descubrimiento, además de asustarme hasta la médula, solo me había provocado más dudas e incertidumbre. Lo único que tenía en mente era descubrir que eran,las teorías que tenía se habían esfumado con una rapidez envidiable. La sensación de sentirme observada provoca que un escalofrío me obligue a sacudirme, aunque eso rápidamente se esfuma dando paso a una extraña paz que logró aterrarme porque, la realidad era, que raros eran los momentos en los que me sentía realmente protegida.
《—Killian jamás deja cabos sueltos.》
Suspiro mentalmente exhausta antes de girar mi cuerpo sobre el colchón para clavar la mirada en el techo. Otra cosa que debía admitir era que una parte de mi, una mínima y miserable parte, aún conservaba la esperanza de que todo fuera un mal sueño. Que nada fuera realidad. Quería ser positiva, quería creer que Demian no era tan malo como se mostraba,que la situación no era tan mala.
El azabache había dicho que estábamos en el destino del otro con tanta seguridad que, en el fondo– sumándole la información que Katherine me dió– sabía no eran simples palabras vacías. Debían tener un significado mas profundo, quería creer que no se las decía a cualquiera. No obstante, la cara pálida de Rachel me perseguía y atormentaba y, aunque esa esperanza interna ardía con fuerza dentro mío, la realidad era muy diferente.
No supe en qué momento me quedé dormida, pero al despertar, me dió la impresión de que dormí unos pocos minutos. Sin embargo, el sol había salido y mi madre se encontraba arrodillada a un lado de la cama, apoyo mi codo sobre el colchón haciendo fuerza para observar lo que mantenía tan concentrada a mi progenitora. En sus manos se encontraba una imágen de mi padre, me muerdo el interior de la mejilla intentado encontrar las palabras correctas para quitarla de su trance.
—Lo extraño todos los días, aún no me acostumbro a su ausencia.— las palabras salen en un susurro fantasmal, ella asiente quitándose algunos mechones sueltos que cayeron sobre su rostro.
—Clover esta esperándote abajo, deberías apurarte.— comenta con una sonrisa.
Asiento mientras un bostezo se escapa de mis labios y mis músculos se estiran. Salgo de la cama sin decir nada más, tomando el conjunto que llegué a preparar la noche anterior para vestirme con rapidez y evitar salir de la habitación siendo un desastre. Me lavo los dientes y, en menos de cinco minutos, bajo las escaleras con una pizca de emoción al saber que voy a ver a mi amiga, pero eso se desvanece al encontrar a la morena en la sala comiéndose la pielcita que rodean sus uñas, con ojos llorosos y nariz chorreando.
—¿Qué sucedió?— pregunto con preocupación, haciéndola sobresaltar y golpear la mesa, tirando algunas cosas.
—Mierda Edén, ¿siempre eres asi de silenciosa?— se acaricia la rodilla con una mueca de dolor, le dedico una mirada apenada. —Solo problemas familiares
