TENTACIÓN [+18] [TERMINADO]

CAPÍTULO 20

OCTUBRE 2020
NILS

Me había dado cuenta de que quería estar con ella.
Nunca pensé que encontraría el amor, pero ella me hizo cambiar de opinión.

La dulzura que desprendía con cada cosa que hacía o decía, su forma de tocarme y de llevarme al cielo... Todo con ella era increíble. No quería forzar la relación, pero tenía claro que no quería ser un simple amigo para ella. Iba a hacer todo lo posible por hacerla totalmente feliz.

La miré mientras dormía con su cabeza en mi pecho. No me cansaba de observarla. Le acaricié el pelo mientras la otra mano acariciaba su espalda. Sonrió y abrió los ojos lentamente.

– Hola – susurró levantando la mirada hacia a mí.

– Buenos días – contesté devolviendole la sonrisa. – ¿Has dormido bien?

– Mejor que nunca. ¿Y tú?

- También. Pero tengo hambre – dije

– Vamos abajo y desayunamos – propuso mientras se incorporaba.

– ¿Abajo? Si la comida está aquí. - le di la vuelta y me puse encima de ella.

La besé en los labios lentamente saboreandola, uniendo nuestras lenguas a la vez. Pasé de sus labios a su cuello fui bajando poco a poco hasta llegar a sus pechos. Me entretuve con ellos un buen rato mientras se revolvía debajo de mi. Bajé hasta su abdomen, dejando besos húmedos por todas partes.

– Nils... - gimió mientras pasaba sus manos por mi pelo.

– Shh – la callé poniendo una mano en su boca. - Estoy desayunando.

Levantó un poco su pelvis y sonreí disimuladamente.

- Abre las piernas, Aina. - ordené con voz ronca.

Me hizo caso al instante. Bajé todavía más, dejando besos por el interior de sus muslos, muy cerca de su sexo. Apretó su agarre en mi pelo con desesperación mientras no dejaba de moverse.

– Ah... - gimió suavemente. Me encantaba escuchar sus sonidos.

– ¿Qué quieres? - pregunté sobre su intimidad,  respirando agitadamente. Estaba ansioso por seguir probando cada parte de su cuerpo.

– Hazlo ya – jadeó.

Haciéndole caso, pasé la lengua por todo su sexo. Cerré los ojos para disfrutarlo. Saboreé y lamí todo lo que pude mientras ella gemía cada vez más alto.

Sus piernas empezaron a temblar con la venida del orgasmo y posé mis manos en su abdomen plano, para tener un mejor control de su cuerpo.

Abrí los ojos y vi que los suyos estaban cerrados y se mordía el labio inferior con fuerza.

– Abre los ojos y mírame, Aina – pedí en un susurro.

Quería verla mientras se corría. Abrió los ojos y el azul de sus ojos estaba más oscuro que nunca.

– No aguanto más – jadeó sin dejar de mirarme.

– Disfruta, preciosa – susurré y sin dejar de tener contacto visual, pasé la lengua por su clítoris dos veces más. Sus piernas temblaron fuertemente y sus manos se agarraron a las sábanas con fuerza, gritando mas fuerte que ninguna vez.

Me detuve por unos segundos más para que se recuperase y subí lentamente, quedando a la misma altura que ella, su boca y la mía rozándose.

Me sorprendió cuando pasó su dedo índice por la comisura de mi boca quitándome los restos de saliva que quedaban y se lo chupó sensualmente sin dejar de mirame a los ojos.