Capítulo 8

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Jimin se dejó resbalar pegado al respaldo del sofá hasta quedar sentado en el suelo.

Escondió el rostro en sus rodillas y dejó salir el llanto.

No podía entender lo que le pasaba, lo que estaba haciendo. Jungkook le gustaba, mucho, pero no quería tenerlo cerca.

Sabía que su padre no aceptaría que hubiera ningún tipo de relación entre ellos, y no podía arruinar la carrera de Jungkook sólo por el odio que su padre sentía por él, y estaba seguro de que Seung lo intentaría.

Por otra parte estaba seguro de que él no era la persona que Jungkook necesitaba. Él tenía que estar con una persona como Park Shin Hye. Él no iba a entrometerse.

Pensó en las palabras de Taehyung de la noche anterior. Desde que tenía memoria buscaba vengarse de su padre. Vengar tantos años de indiferencia. Hasta ahora le había ido bien, pero ahora temía perderse algo bueno sólo por su estúpida venganza.

Venganza. ¡Qué tontería! Sabía que no era eso lo que intentaba, aunque no se atreviese a reconocérselo.

Él quería que su padre lo quisiese, lo amase, pero no sabía cómo lograrlo.

¡Qué ironía! Tan listo que era, y era incapaz de lograr que su padre se fijase o se interesase por él.

Tal vez debió estudiar psicología o algo que le ayudase a entender a su padre y a él mismo.

Maldita la hora en que conoció a Jeon Jungkook. Maldita la hora en que se fijó en él. Maldita la hora en que él se fijó en él.

Entonces decidió hacer lo mejor que podía hacer para alejar a la gente. Provocar un escándalo.

Enfundado en una camisa blanca y unos pantalones de cuero se puso unos zapatos y se apareció en el Midnight Sun, el bar de copas de moda, donde había quedado en encontrarse con Lee Taemin.

Taemin se había sorprendido por su llamada, pero había estado más que ansioso por verlo.

Ya había pasado la medianoche, cuando bajó del coche de Taemin, y éste lo acompañó hasta la puerta de su bloque.

— Bebé — ronroneó él en su oído apretándolo contra él. — No sé si podré perdonarte que me dejes en este estado.

— Lo siento, Taemin — se disculpó con su risita tonta. — Pero sabes que mañana tengo un desfile. Te prometo que te lo compensaré — dijo deslizando sus labios por la dura mandíbula masculina.

— Estaré esperando, cariño. — gruñó él cuando el entró en el edificio.

Había estado cuatro horas con Taemin y sus amigos, y en ese tiempo le habían tomado más fotografías comprometidas de las que podía recordar.

No había habido nada entre ellos, pero estaba seguro de que las fotos sugerían que debían haber acabado teniendo sexo en el baño del bar. Nada más lejos de la realidad.

— ¿Dónde estabas, Jimin? — preguntó Taehyung molesto cuando cerró la puerta.

— Lo siento, Tae, no quería despertarte — dijo y vio a Hoseok de pie detrás de Taehyung mirándolo acusadoramente. — Oh, Hoseok, no sabía que estabas aquí — rio burlón

— ¿Con quién estabas, Jimin? — indagó Taehyung.

— Salí con unos amigos — dijo a modo de explicación.

— ¿Qué amigos?

— Ya sabes, unos amigos de aquí y de allá.

— ¿Con quién saliste, Jimin?

Un príncipe rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora