Capítulo 23

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— Hola, cariño — saludó Jungkook abriendo la puerta de su departamento.

Jimin sonrió entrando y entregándole la botella de Chardonnay que traía para acompañar la cena.

— Hola — le saludó — Habías dicho tailandés, ¿no? Creí que este vino le iría bien.

— Perfecto, cariño — aceptó cogiendo la botella con una mano y la mano del chico con la otra para tirar de el y hacerlo entrar.

— Buenas noches — susurró contra sus labios antes de besarlo mientras con su brazo rodeaba su cintura y lo apretaba contra él

Jungkook vivía en un magnífico loft de cien metros cuadrados, ubicado en el ático de un edificio frente al rio Han.

— Wow! — exclamó Jimin adentrándose en el salón — Me encanta tu casa.

— ¿Te gusta? — sonrió Jungkook haciendo una ademán en derredor. — Siéntete como en tu casa — sugirió. — Ponte cómodo.

Caminó hasta la zona de la cocina y dejó el vino sobre la isla. Cogió una hielera de una de las alacenas y la llenó con cubitos de hielo para dejar la botella reposando en su interior, mientras Jimin deambulaba frente a la librería mirando los títulos que la abarrotaban.

— Te gusta leer — comentó despreocupado.

— Bastante, sí — reconoció llevando las bandejas a la mesa del comedor — Leo cualquier cosa que caiga en mis manos.

— ¿Incluso revistas de cotilleos? — dijo burlón.

— Las he dejado. He descubierto que están llenas de mentiras — sonrió él mientras descorchaba el vino.

Se acercó a el para entregarle una copa de vino y se paró a su lado observando también sus libros.

— Amo a Auster — confesó Jimin señalando los títulos del autor americano que Jungkook tenía. — Podría decir que es mi escritor contemporáneo favorito.

— Sí — aceptó él — Está entre mis favoritos. "La trilogía de Nueva York" es excelente.

— Lo es, aunque mi favorito es "El palacio de la luna". Tengo una edición autografiada — se jactó pretencioso.

— Ah ¿sí? — se burló él estirando su brazo para coger su edición de Leviatán y entregársela.

Jimin rio al abrir el libro y encontrar la firma del escritor.

— Lo vi en el MoMA hace unos años cuando publicó Tombuctú.

— Yo lo vi en Shanghái — sonrió.

— Tú y yo tenemos mucho en común — susurró girándose hacia el y acercándose a besarlo.

— Algo, sí — reconoció antes de fundirse contra él.

Cenaron charlando sobre libros, música y todas aquellas cosas que les hacían saber más sobre el otro.

Jimin descansaba sobre el pecho desnudo de Jungkook después de haber hecho el amor por segunda vez.

Jungkook acariciaba su espalda buscando la mejor forma de encarar el tema que llevaba evitando toda la noche.

— ¿Estamos bien, Minie? — preguntó sorprendiéndolo.

Jimin levantó la mirada hasta enfocarla en su rostro.

— ¿A qué te refieres?

— ¿No hay nada que quieras decirme?

Un príncipe rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora