Capítulo 18

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Después haber pasado casi todo el sábado en el hospital, Jimin había invitado a Jungkook a cenar a su casa.

Había preparado unas deliciosas patatas a la crema con salmón, que habían acompañado con vino blanco.

— No dejas de sorprenderme, Park Jimin — sonrió Jungkook recostándose en su asiento. — Nunca imaginé que pudieras ser tan buen cocinero.

Jimin rio levantándose para retirar los platos y se dirigió a la cocina. Cuando apoyó los platos en la encimera Jungkook se pegó a su espalda sorprendiéndolo.

— Me gustaría saber que más ha preparado para mí, señor Park — murmuró contra su oído.

— No he preparado nada más — confesó con una sonrisa girándose para quedar de frente a él. — Si esperas algo más deberé improvisar.

— Mmm, improvisar... — dijo con voz ronca llevando las manos a la cintura del chico acariciando la piel que quedaba por encima de la cinturilla de los pantalones — Me gusta improvisar... — reconoció besando su cuello.

Jimin se arqueó apoyando las manos en sus hombros.

— ¿Quién lo diría? ¿Improvisar, Jeon? Siempre me has parecido un obseso del control y la organización.

— Es mi turno de sorprender — rio a la vez que subía las manos por los costados del chico por debajo de la camisa.

Jimin se tensó levemente cuando las manos de Jungkook alcanzaron sus pezones. Buscó su boca con la de él y comenzó a besarlo con ansiedad mientras las manos del hombre estrujaban sus pezones endureciéndolos.

Llevó las manos hasta su camisa y la desabotonó dándole una perfecta vista de sus pequeños pezones, rosas.

Dejó resbalar la camisa por los hombros y los brazos del joven y volvió a besarlo con ansias.

— Quiero hacerte el amor, Jimin — confesó.

Jimin dudó un instante antes de responder. Después de los pocos días que llevaban saliendo juntos, él también lo deseaba. Pero su inexperiencia le preocupaba, Jungkook pensaba que él no era virgen. De hecho, había una época que lo había considerado promiscuo, y él nunca lo había negado. Le preocupaba que él lo notara.

Sabía que no todos los chicos sentían dolor en su primera vez. Si ese fuera su caso tal vez Jungkook no lo notase, pero no podía estar seguro de que así fuera.

No sabía si estaba preparado para que Jungkook supiera que todo lo que se había dicho de él durante años había sido un engaño. Aunque ya casi no le quedaban secretos frente a él.

Pero por otra parte, sabía que nunca habría otro hombre a quien desease entregarle su virginidad más de lo que deseaba que fuera Jungkook su primera vez.

Además, tenía 26 años, ya era hora de que supiese de primera mano lo que era el sexo.

— Quiero que me hagas el amor, Jungkook — aceptó tímido por fin y Jungkook pudo respirar.

Bajó las manos hasta alcanzar sus glúteos y tiró de él obligándolo a enredar las piernas en su cintura.

— Nuestra primera vez juntos va a ser en una cama — dijo y salió de la cocina rumbo a la habitación.

La habitación de Jimin estaba decorada en distintas tonalidades de malva. Los muebles, blancos y sencillos y la cama, con un cabecero blanco, estaba cubierta por un edredón color malva.

Jungkook separó las mantas, lo tumbó en la cama y se recostó sobre él entre sus piernas.

Lo beso con suavidad pero su necesidad fue tomando protagonismo.

Un príncipe rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora