Capítulo 13

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Maratón 5/7

Estaba entrando en su despacho cuando vio a Jimin salir del suyo con prisa.

— ¿Vas a comer? — preguntó cuando llegó a donde él estaba.

— No, voy al hospital.

— Ah, el hospital... — dijo pensativo mirando su reloj. — ¿No es un poco pronto?

— Acaban de llamarme. Seung está despierto.

— Oh, vale. Voy contigo.

— No hace falta, Jungkook, de verdad — le excusó viendo su rostro ceniciento.

— Te dije que te acompañaría, así que voy contigo. De todos modos también quiero verle.

— Vale — aceptó y salieron del edificio.

Subieron al coche de Jungkook y llegaron al hospital media hora después.

— ¿Estás bien? — le preguntó Jimin en cuanto detuvo el coche.

— Sí, gracias — sonrió con una sonrisa triste.

— ¿Algún problema con Shin Hye?

— No. Simplemente dejé las cosas claras entre nosotros.

— Tal vez no debiste hacerlo si eso te entristece.

— Me entristece saber que la he hecho infeliz. Pero no era justo engañarla dejándola pensar que siento algo diferente de lo que siento en realidad.

— ¿Y qué sientes en realidad? — indagó curioso.

— No estoy enamorado de ella. De hecho ni siquiera me siento atraído por ella en ese sentido.

— Entiendo — dijo sonrojándose al pensar que el sí le atraía "en ese sentido". — Lo siento, Jungkook. — abrió la puerta del coche disponiéndose a salir.

Puso su mano sobre el brazo de el para impedirle bajar del coche. Jimin se volvió a verle.

— Tú me gustas, Jimin — confesó. — Tú sí me atraes de esa forma. No puedo dejar de pensar en ti. No he podido hacerlo desde que dejaste la ciudad hace meses.

Jimin bajó la mirada hasta la mano de él que le quemaba la piel a través de la tela de la americana.

— ¿Por qué no lo intentamos? — le pidió llevando su mano al mentón de él y obligándolo a levantar el rostro.

— Tenemos un acuerdo, Jungkook.

— Y ambos estamos deseando saltárnoslo — aseguró acariciando su barbilla con el pulgar.

— Shin Hye es la chica para ti, no yo — aseguró intentando soltarse.

— No es lo que me dice mi cuerpo ni mi corazón, Jimin — susurró contra sus labios.

Jimin se quedó inmóvil esperando sentir sus labios sobre los de él pero sólo podía sentir su aliento.

— No voy a besarte, Jimin — aseguró y él le miró sorprendido y decepcionado. — No voy a besarte si no me lo pides, porque tenemos un trato. Pídemelo — ordenó con la voz ronca — Pídemelo y te besaré, Jimin.

— No — espetó y se alejó de él saliendo del coche y dejándolo resoplando en su interior.

Cuando entraron al hospital esperando ver a Seung, llegaron las malas noticias. Había tenido otro derrame y en ese momento estaba en cirugía.

Jimin se sentó tembloroso en la sala de espera.

— Te he traído un café — Jungkook le entregó su café y se sentó a su lado.

Un príncipe rebeldeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora