Lo había imaginado muchas veces. El momento en el que por fin saldría de ese mundo blanco y lleno de sedantes. El momento en el que lograría recuperar mi libertad. Más sin embargo, jamás en mi vida llegue a pensar que extrañaría esas cuatro paredes...
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Existen un millón de cosas que pueden pasar.
Y prueba de ello era Phil y los otros dos seguidores que tenía, Ben y Aaron.
Por esa razón, intentaba no alarmarme con lo que en este momento estaba pasando. No obstante, cada vez me resultaba mucho más difícil. Y les seré sincera, no es para nada fácil mantenerse en calma cuando se pasa de estar en Lawrence, Indiana a el Parque Nacional Manuel Antonio, en Costa Rica.
Juro, que casi me da un infarto cuando en nuestra tranquilidad de la noche de repente apareció una persona gritando en un idioma desconocido, español según Aaron, con una linterna en mano y lo que reconocí como un uniforme de guardia.
Los primeros cinco segundos fueron una confusión total, con la linterna y su luz cegadora en manos del guardia, dejándonos completamente ciegos.
Ben dio un paso al frente para encontrarse de frente con el guardia molesto. No sé cómo no le molestaba la luz en los ojos, pues ni se inmuto cuando lo revisaron de pies a cabeza con esa linterna infernal.
Aaron le siguió y Phil me tomo de la mano para colocarme detrás de él, lo que me permitió recuperar del todo mi visión.
Yo intentaba entender lo que estaba pasando y mientras Ben hablaba con el guardia, quien parecía querer llevarnos a todos a la cárcel, llegué a dos posibles conclusiones.
La primera tenía relación con los hombres que nos habían seguido y acorralado por el día. Pensé que tal vez, podrían ser ellos nuevamente.
Pero la descarte casi enseguida.
Esto debido a que, si ese fuera el caso, no habría solo una persona. Sino un grupo entero de hombres armados y aun incluyendo la posibilidad de que se hubieran separado para buscarnos en el denso bosque, entonces sería más lógico el comunicarse con el resto del grupo antes de acercársenos a hablar directamente.
Claro, todo esto tomando en cuenta el uniforme y su expresión perpleja cuando nos vio.
La segunda fue la ganadora.
Tomando en cuenta las expresiones de sorpresa y las acciones del hombre, concluí que estábamos en propiedad privada. El simple hecho de acercarse a nosotros para escuchar nuestras explicaciones de porque estábamos aquí y no acusarnos de haber tomado algo que no nos perteneciera era bastante claro.
Mi instinto también estaba de acuerdo con mi conclusión.
Así que me quede donde estaba, detrás de Phil.
Simplemente observando las expresiones del hombre. Por otro lado, Ben hablaba con una fluidez de envidiar. Tenía una cara de preocupado que quedaba a la perfección con su cara inocente, cabello despeinado y su ropa lodosa por la lluvia repentina.
No tenía ni idea de lo que decía, pero no era difícil de adivinar y con mis instintos resultaba bastante fácil el confirmarlo.
Estaba actuando. Supuse que había tomado ventaja de los alrededores y nos había presentado como extranjeros que se perdieron en su viaje.