La última vez que Beomgyu había visto tan emocionado a Yeonjun fué cuando inauguraron el restaruante.
Yeonjun estaba feliz, incluso mucho más de lo que la palabra significaba. Su radiante sonrisa y sus blancos dientes relucían en todo su esplendor, su mano sujetaba con confianza su teléfono y sus voz reproducía palabras que no lograban sonar del todo claras contando con los múltiples saltitos del chico.
Yeonjun corría y saltaba de aquí para allá por todo el lugar, intentando decirle a sus padres que había conseguido su sueño, que por fin, después de tantas noches en vela y tantos dolores de cabeza habían dado frutos todos sus esfuerzos. Estaba muy emocionado y se notaba hasta el otro lado del mundo.
Yeonjun se veía igual de emocionado ahora, solo que en lugar de correr y brincar en todas partes se encontraba ordenando y limpiando más detalladamente que días anteriores, algo que extrañó a Beomgyu contando la platica que tuvieron el día anterior.
— ¿Qué te picó? — preguntó, incluyéndose en la tarea de limpiar pero sin tanto esmero y emoción como Yeonjun.
Al escuchar eso, Yeonjun se giró al castaño, queriendo reír por su adorable rostro de confusión — anota este día, Beommie, lo querrás recordar.
Beomgyu creía cada vez más que Yeonjun necesitaba urgentemente un psicólogo.
Levantó los hombros, quitándole la importancia al repentino cambio de actitud de Yeonjun. Pero cuando Yeonjun no dejó de estar con una enorme y radiante sonrisa, con los ánimos hasta el tope y repitiendo una y otra vez que este día sería memorable fué cuando Beomgyu no creyó soportar más la raresa de su mejor amigo.
— ¡Hyung! — gritó, con la luz del atardecer chocando contra su rostro — ¡¿qué mierda te pasa?!
Ni eso pudo bajarle los ánimos al mayor — ¡en cualquier momento lo verás! ¡ya casi son las seis!
Beomgyu sintió un tic en su ojo izquierdo, Yeonjun de nuevo le había respondido sin responder y comenzaba a enojarle, definitivamente la paciencia no era una virtud suya.
Unas nuevas interrogaciones se formulaban en su cabeza, pretendiendo con ellas que Yeonjun le quite la duda de una vez. Todas y cada una de las preguntas fueron disueltas en el aire cuando una chica entró al restaurante, haciendo sonar la campanita de la puerta.
¿Qué?
Si era posible, la emoción y felicidad de Yeonjun se duplicó al ver a la joven muchacha aunque Beomgyu no encontró ninguna reacción de sorpresa, era más bien como si la estuviera esperando.
¿Y que tal si era eso?
Beomgyu se quedó parado en medio del lugar, observando cómo Yeonjun atendía a su primer cliente con devoción y amabilidad, guiandola a una mesa vacía (aunque todas estaban vacías), dándole el menú con una encantadora sonrisa a la vez que le decía que en un momento la atendería.
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Taste to you • Soojun
Fanfiction𝐒𝐚𝐛𝐨𝐫 𝐚 𝐭𝐢 | Tener el negocio de tus sueños no era algo fácil. Yeonjun adoraba la gastronomía, deleitar a las personas con su comida siempre fué de sus cosas favoritas. Levantar su propio restaurante no fué tan difícil como hacerlo reconocid...