Tercer platillo

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Esta había sido la mejor jodida tarde de su vida

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Esta había sido la mejor jodida tarde de su vida.

Parecía que la chica hubiera olvidado por completo su razón principal de su estancia en aquel restaurante pues no parecía triste ni enojada en lo absoluto.

Ella había gritado por lo menos unas tres veces un "¡joder ¿por qué está tan rico?!". El teokkboki era de sus platillo más sencillos en el menú y el que estuviera gritándole a los cuatro vientos que aquello se sentía un paraíso en su paladar hizo incrementar las esperanzas y ¿por qué no? También sus egos.

Pidió un plato más después de ese y otro más consecutivo al segundo, los tres con una comida distinta pero que no dejaba de ser delicioso para la chica. Aseguró irse satisfecha y dejó una muy generosa propina para los dos antes de abandonar el lugar.

Beomgyu y Yeonjun corrieron por todo el espacio libre de su pequeño restaurante, gritaron y saltaron felices de tener su primera paga, su primer cliente y su primera propina. Yeonjun le repetía una y otra vez al castaño que no debía rendirse tan pronto, que espere lo mejor en el momento más inesperado. Beomgyu lo abrazó como por diez minutos, diciéndole que intentaría ser más optimista desde ahora.

La vuelta a casa fué tranquila y alegre, ambos caminaron por las frías calles de Seul hasta su pequeño departamento, Beomgyu avanzó directo al baño mientras que Yeonjun ingresó a su recamara compartida, no pudo evitar ver a su portátil semi abierto en su cama. Se dirigió hacia él y entró de lleno en Tinder, encontrando varios mensajes de la chica pero había uno que en medio de los miles de insultos logró sacarle una sincera sonrisa.

"Te odiaría pero como la comida estuvo deliciosa te agradezco por haberme dicho de la existencia de ese restaurante"

Ese fué el impulso que Yeonjun necesitó para eliminar esa cuenta y crear otra completamente distinta. Quedó con otra chica al poco tiempo, agradecía enormemte tener un padre romántico pues había aprendido varios trucos de él para derretir el corazoncito de las mujeres.

Nunca lo había utilizado hasta ahora y funcionaba bastante bien para ser la primera vez.

La chica parecía agradable en cuestión pero, como con la primera, realmente no le interesó mucho la platica, solo pudo centrarse en escribir correctamente el nombre de su restaurante y la dirección exacta. Cuando recibió una contestación afirmativa comenzó a patalear de la emoción, todo iría bien si lograba promocionar a su restaurante por Tinder.

Aunque, si somos honestos, la idea de promocionarlo por ese medio se le hacía algo humillante pues las personas no irían exactamente a probar la comida sino a conocer al que podría ser su pareja de vida. Tampoco le parecía jugar así con la ilusión de la chica pero él realmente quería prosperar en esto, quería demostrarles a todos que sí puede y que la palabra rendirse estaba totalmente fuera de su vocabulario.

Y fué así, que cuando abrieron el día siguiente, ahora eran los dos que limpiaban con tanto esmero, deseando que la calidad de su trabajo influya en sus clientes y los atraiga cada vez más y más.

Taste to you • SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora