Octavo platillo

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Recién era medio día y ya todo estaba patas arriba

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Recién era medio día y ya todo estaba patas arriba.

Cuando Beomgyu y Yeonjun decidieron abrir el restaurante una avalancha de gente entró en el, todas las mesas fueron llenadas y les dolió en el alma ver a personas que no pudieron ocupar un lugar irse de ahí. Habían personas por todas partes y Yeonjun jamás se había sentido tan apretujado y abrumado dentro de tanta gente en un lugar tan pequeño.

Hace apenas un día que había hablado con Soobin sobre un incremento en su clientela, que tal vez cuando logren ser más reconocidos y con más ingresos puedan cambiar su ubicación a una más cercana a los lugares concurridos en Seúl y con más amplitud capaz de soportar un mayor número de mesas y sillas ¿cómo fue que todo eso estaba pasando justo ahora?

Yeonjun aún no estaba buscando un lugar nuevo pues creía que tal vez solo era suerte que justamente el día de hoy un mundo de gente haya entrado en su restaurante, solo se encontraba consiguiendo más suministros que se acababan en tiempo récord ahora que tenían el doble de personas, quizá hasta más.

— ¿Qué más hace falta? — estaba en llamada con Beomgyu, este le decía por teléfono lo que rápidamente se agotaba o lo que hacía falta.

— Tomates, también nos queda muy poco arroz ¿puedes conseguir más arina? Tengo la impresión de que la que nos queda no será suficiente.

— Está bien, conseguiré todo ¿algo más? — Yeonjun se movía a través de la tienda con dos carrito bastantes llenos de puros alimentos, era la única forma de sobrevivir a ese día dejando satisfechos a sus clientes.

Supongo que es todo. Date prisa, solo nos queda media hora más.

— Lo haré, estaré ahí pronto. Nos vemos — esperó a que Beomgyu le contestase y finalmente colgó, guardando su teléfono en el bolsillo de su pantalón.

Estaba feliz, no le importaba tener que sacrificar su hora de comida para conseguir los ingredientes faltantes, estaba progresando y más rápido de lo que creyó, nada podía arruinar su felicidad de hoy, ni siquiera el hecho de que tendría mucho más trabajo.

— ¿Yeonjun?

Oh sí, este día no puede ser mejor.

— Hola, Soobin — saludó al ver al rubio trotando hacia él, sus mejillas se le colorearon al verlo de nuevo en ese jersey y casi saliva al ver sus trabajadas piernas en esos shorts deportivos.

— Wow, veo que estás un poco ocupado — miró los carritos que Yeonjun tenía detrás de él, impresionandose con semejante cantidad de comida.

— Algo — agitó su mano quitándole un poco la importancia — ¿qué haces aquí?

Si bien debía apresurarse podría aprovechar un momento para hablar con Soobin, nunca estaba de más acercarte y cruzar unas cuantas palabras con el chico que hace agitar tu corazón.

Taste to you • SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora