Soobin solía entrenar él solo cuando no estaba con su equipo, creía que debía aprovechar el tiempo en algo productivo mientras lo tuviese.
Y oh, claro que lo haría.
Se encontraba caminando con total tranquilidad hacia su nuevo restaurante favorito, con los mechones rubios húmedos por la reciente ducha que había tomado, su sonrisa también fue participe de sosiega caminata pues de solo pensar en cierto chef pelinegro sus comisuras se estiraban a tal grado de enseñar sus cautivadores hoyuelos.
Era tarde, el cielo pintado de un precioso naranja hechizante lo demostraba. Quiso visitar a Yeonjun mucho antes pero una competencia se acercaba y debía aprovechar todo lo posible para entrenar y perfeccionar sus tiros que, desde un principio, fueron la razón de la que no se esté preparando para una competencia de un mayor calibre que esta.
Empujó la puerta de cristal, deleitando su nariz con los aromas que las comidas desprendían, su estómago rugiendo casi al instante. Su propósito era solo visitar a Yeonjun pero claro que no se privaría de consentir a su paladar con los deliciosos manjares que Yeonjun cocinaba.
Se sentó en la única mesa vacía, tal parece que pudieron regularizarse y acoplarse un poco más al ritmo agitado que por sorpresa les había tomado, Hueningkai le había dicho que también lograron encontrar un mesero más y por lo pronto tanto Beomgyu como Yeonjun eran los únicos cocineros.
— Buenas noches, bienvenido —le saludó un rostro desconocido pero que llevaba el mismo uniforme que Kai, supuso que era el nuevo empleado. El chico le ofreció el menú y muy gustoso lo aceptó a pesar de saberse casi de memoria lo que el lugar ofrecía.
— Buenas noches — contestó — ¿puedes decirle a Yeonjun que vine a visitarlo? dile que es de parte de Soobin.
— Ah, así que usted es Soobin — el chico lo miró con sorpresa — el jefe nos cuenta mucho de usted y de lo buen jugador de basquetbol que es.
— ¿Es así? — Soobin siempre recibía halagos por su talento nato en el deporte pero que esas palabras vengan de Yeonjun lo hacía ponerse nervioso y pintar sus mofletes de un sutil rosado.
— Uhum — contestó el chico con una sonrisa un tanto... incómoda — en un momento le informo que usted llegó.
— Muchas gracias...
— Wooyoung, puede llamarme Wooyoung.
— Gracias, Wooyoung.
Y después de unas sutiles sonrisas de agradecimiento, Wooyoung desapareció para entrar en la cocina y, solo unos segundos después, Yeonjun apareció con una gigantesca sonrisa en el rostro, feliz de saber que Soobin lo había visitado.
— ¡Soobinnie!— expresó con emoción, abrazándolo con fuerza cuando el rubio se puso de pie para saludarlo.
— Buenas noches, Chefcito ¿cómo ha estado tu día? — Soobin no podía negar ni por un millón de dólares que le gustaba enormemente ser alto, ahora no solo porque es un gran beneficio a la hora de jugar, sino porque los abrazos con Yeonjun se sienten como dos piezas de rompecabezas, como si encajaran a la perfección por la diferencia de altura.
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Taste to you • Soojun
Fanfiction𝐒𝐚𝐛𝐨𝐫 𝐚 𝐭𝐢 | Tener el negocio de tus sueños no era algo fácil. Yeonjun adoraba la gastronomía, deleitar a las personas con su comida siempre fué de sus cosas favoritas. Levantar su propio restaurante no fué tan difícil como hacerlo reconocid...