Decimoprimer platillo

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Yeonjun estaba nervioso, no, estaba que se orinaba encima

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Yeonjun estaba nervioso, no, estaba que se orinaba encima.

Soobin lo había invitado a verlo en una práctica con su equipo. Yeonjun no sabía nada de basquetbol más ahí de que la pelota tiene que entrar en el aro y solo se pueden utilizar las manos; sin embargo, no rechazaría la posibilidad de volver a tener la increíble vista del rubio en Jersey y pantalones cortos, con sus musculosas piernas corriendo de aquí para allá y sus controneados brazos marcándose cada vez que botaba la pelota, eso sin contar lo tremendamente atractivo que se vería todo sudado y con el cabello adherido a su frente.

Yeonjun ya estaba fantaseando hasta antes de siquiera pisar la cancha.

Para su fortuna no quedaba lejos del restaurante así que después de ver a Soobin podría tranquilamente ir a su trabajo, sería perfecto pasar un pequeño tiempo con el chico que le gusta antes de someterse al restaurante.

Caminaba con tranquilidad fingida hacia la cancha que le había indicado, su vestimenta tiraba más a lo casual con su hoodie gris y sus pantalones anchos, las mañanas son un poco frías y no quería estar congelándose en las gradas. Realmente estuvo como una hora frente a su armario decidiendo qué era lo que se pondría y, después de hacer un reguero con su ropa, se decidió por lo más sencillo que encontró, diciéndose que no sea idiota, que esto no era una cita o algo parecido.

Sus pies finalmente tocaron la cancha y logró ver a varios chicos con pelotas entre sus manos, algunos las hacían rebotar contra el piso y otros practicaban sus tiros. Se sentía un poco fuera de lugar al observar su alrededor, preguntándose si fue buena idea aceptar visitar la cancha. No era un aficionado a los deportes, por ende no pudo evitar sentir cierto grado de incomodidad al estar ahí sin saber qué hacer exactamente, ese no era su ambiente definitivamente, su ambiente era la cocina donde podia moverse y difrutar de su entorno con confianza.

— ¡Yeonjun! — escuchó su nombre, voltenando de inmediato al lugar donde provino.

Soobin no estaba vistiendo el Jersey que vió la vez pasada sino una ropa deportiva más cómoda pero aún así no pudo evitar que se le haga agua la boca de solo ver lo guapo que era con ropa deportiva.

— Soobin, buenos días — saludó una vez el rubio estuvo frente a él.

— Buenos días, me alegra que hayas venido, no creí que de verdad lo harías — comentó avergonzado.

— ¿Y por qué no lo haría? — Yeonjun ladeó su cabeza, dejando que unos cuantos mechones se desacomoden y Soobin tuvo que reprimirse las ganas de barrer cada cabello que estorbaba su visión hacia el rostro del azabache. Es verdad que aún se sentía fuera del lugar, pero todo lo valía por ver la hermosa sonrisa de Soobin en su rostro.

— No lo sé, he invitado a otras personas veces anteriores pero todos me dicen las mismas excusas o directamente me dicen que sería aburrido — se encogió de hombros, no tomándole importancia ahora que tenía a Yeonjun.

Taste to you • SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora