Capítulo 3

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Caminaba por la calle rumbo a casa, desde hacía una hora que comencé a sentirme extraño, incluso llegué a marearme en el trabajo, fue entonces que me dejaron ir. Todo me daba vueltas, y sabía que la hora se acercaba, toda esta sensación era solo un aviso. Tenía que llegar rápido, encerrarme en mi departamento y no salir hasta que todo esto pasara.

Por alguna razón tuve la necesidad de voltear al frente, sabía que alguien me miraba. Al alzar la vista del suelo me encontré con la persona que tanto había buscado, ahí, sin proponérmelo estaba él... estaba incluso más hermoso, más deseable. Su cara reflejaba sorpresa, ¿estaba sorprendido de verme o es que tenía algo en mi cara?

—Tú... ¿quién diablos eres? —me dijo sin apartar su mirada, seguía muy serio, casi asustado. No comprendí su pregunta.

—¿Por qué...? —no terminé de hablar, el mareo hizo que tomara mi cráneo con ambas manos, me dolía demasiado, estaba a punto de mandar todo este encuentro a la mierda.

Sentí un dolor tan fuerte que me hizo salir corriendo, no quería que él me viera, no quería asustarlo porque era una criatura que a cualquiera le daría miedo. Al hacerlo lo empujé con mi cuerpo sin querer, pero no me disculpé, no me detuve ni miré atrás, la persona a la que busqué toda una semana la dejaba atrás con tal de mantenerla a salvo de mí. Llegué a casa, me desesperé al no poder abrir la puerta, ¡maldito pedazo de metal!

Cuando por fin lo logré, fui directamente al baño. Al mirarme al espejo, la otra parte de mí, esa que tanto odiaba me miró con aquellos ojos brillantes, tan oscuros que me causaron temor. Estaba asustado de lo que era, todo lo que por años intenté asesinar se estaba al fin apoderando de mi cuerpo. Faltaba poco para las siete, ¿podría ser capaz de aguantar mis ganas de asesinar?

"La primera vez siempre es la más difícil" Me había dicho el hombre de la tienda de antigüedades. Necesitaba resistir, la transformación sería inevitable, pero al menos podría intentar detenerme en el momento de lastimar a las personas.

—¡Maldición! ¡Dios, haz que pare!

Escuché un ruido detrás, en el espejo se vio reflejada la figura de ese chico, ¿qué estaba haciendo aquí?, ¿cómo había entrado? Me giré para encararlo, me había visto, me temería... me temería. Apreté los dientes, una sensación de enojo me recorrió, lo miré con molestia y cerré la puerta en su cara. Mi respiración era irregular, todavía no eran las 7:00, pero faltaba poco, me estaba perdiendo, me estaba convirtiendo en esa cosa.

—¡Ah, maldita sea! —grité sin pensarlo, golpeé con mi puño el reflejo de mi rostro en el espejo. No quería verme, no deseaba mirar esos ojos.

Comencé a sentir mucho calor, miré el reloj en mi muñeca. 6:45 pm. El tiempo llegaba a su fin. Me quité la camisa y la aventé en algún lugar del baño, desabroché mis pantalones que al poco tiempo alejé de mi cuerpo. La transformación era diferente, bestias como yo podían tener un elemento que dominaban, no tenía idea del mío, pero sentía que me quemaba. Tal vez el fuego estaba destinado a ser lo mío.

—Necesito enfriarme —dije casi delirando por lo caliente que me sentía—. Me metí a la ducha luego de quitar mi calzado, abrí el grifo y me tumbé en el chorro de agua helada. Eso tenía que funcionar, si no podría comenzar a sentirme miserable por toda una eternidad.

6:50. Miré mis manos, podía ver algunas venas gruesas, respiré con pesadez, no podía hacer nada para frenar lo inevitable. 6:55. Vi como mis uñas estaban creciendo, no mucho, pero sí lo suficiente para parecer fuera de este mundo. Pequeñas y puntiagudas, bastante resistentes... Y los colmillos tomaban forma en mis dientes. Eché nuevamente un vistazo a mi reloj, 6:59. Cerré mis ojos, al lado mío pude ver luces que se movían, me asusté más al mirar aquellas cosas tomando forma, moviéndose como energía que se fue tornando más visible, completamente tocables.

Dangerous Love (+18) KyuMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora