Tu corazón será mi cárcel,
así como tu pecho,
las rejas que me contengan.
Tu boca será mi condena;
un sólo beso, mi sentencia.
Y tu aliento,
condensado por el frío del invierno,
será el que me envíe directa a tu interior,
a mi celda.
Senténciame a cadena perpetua,
pues son incontables los pecados cometidos,
sucedidos por tu ausencia.
Castígame con el peor de los males
y hazme penitente constante
de todos los miedos terrenales.
Pagaré,
aunque sea con mi vida,
pagaré.
Aunque el precio sea alto,
ponme a prueba,
pagaré.
Aunque la ira de mil cielos caiga sobre mí,
sométeme;
no importa lo costoso,
insoportable y doloroso que sea,
hazlo,
pagaré.
Cumpliré con honor
la mayor pena jamás impuesta,
si con ella consigo
pasar una noche en el calabozo,
acompañada de tu olor.
Lo dejaré todo,
y ejecutaré a cualquier Cupido descarriado
que el corazón intente atravesarme.
Soy consciente
de que no volveré a ver la luz del sol,
mi piel no sentirá la brisa
y mis manos no rozarán de nuevo las de un extraño.
Mis labios no besarán otros
que no sean los tuyos,
mi cuerpo te pertenecerá a ti,
y no a la justicia.
Y soy más que consciente,
ya que vendí mi alma al diablo
por regalarte a ti mi corazón.
Y viviré encerrada en ti,
recluida por mis vicios,
arrestada por mis miedos,
por buscar un último beso
antes del martillazo final del juicio.
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De trizas, corazón
PoetrySólo es poeta aquel que siente hacia sus adentros y plasma el corazón en cada folio en blanco. ***** #120 en Poesía 10/07/16