No quiero ser la dueña de tu corazón marchito,
no quiero recorrer Madrid amarrada a tu mano
ni tampoco ser tu próximo San Valentín de ensueño.
Quiero que lamas mis heridas,
si sabes a qué me refiero;
que lo único que pellizques
sea la parte trasera de tu sujetador favorito,
si sabes a cuál me refiero.
Que el trono de esta reina de corazones
no sea otro que tus caderas,
y mi mote todas las groserías
que puedan llegar a pasarte por la cabeza.
No te andes con rodeos
y no intentes acorralar mi corazón,
convierte mis sollozos en jadeos
y haz de mi canción favorita los susurros de tu voz;
borra todo aquello que tatué a fuego en mi pecho
y haz que lo único posible de marcar
sea el lienzo de las curvas de mi cuello.
Y es que no quiero que seas mi príncipe,
porque yo soy de todo menos una princesa;
quiero que mi vestido de novia sean unas sábanas blancas,
y que mi único compromiso sea pasar todas las noches en vela
en cualquiera de las cuatro esquinas de tu cama.
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De trizas, corazón
PoesíaSólo es poeta aquel que siente hacia sus adentros y plasma el corazón en cada folio en blanco. ***** #120 en Poesía 10/07/16