De trizas, corazón

¿Por qué no te quedas?

Y entonces llega.

Llega y hace que tus esquemas salten por los aires.
Llega y te desvela;
llega, te enloquece y no se va.

Pero, ¿por qué no se va?
No hay nada que lo retenga conmigo,
no soy la más de nada,
ni menos que cualquiera.
Sólo soy eso:
cualquiera.

Tengo mil y un defectos,
soy cabezota como la que más,
temperamental con los cambios de luna
y mis demonios son mis únicos amigos;
podría encontrar a cualquier otra por la que apostar.
¿Por qué no se va?

Juro por mis santos que es lo que más deseo
y lo que más me aterroriza en estos momentos.
Que el destino personificado me está atando de pies y manos,
me mira con ojos vidriosos
gritándome a voces que he encontrado mi golpe maestro en sus brazos.
¿Por qué no me voy?

Mis huesos en un saco,
mi felicidad a un lado
y el miedo dudando;
si te arriesgo me pierdo,
si me arriesgo te gano.

Yo y mis mil y un defectos,
tú y tus mil y una formas de omitirlos.
La belleza está en los ojos de quien la observa
y por primera vez en mi vida
no me he quedado ciega.
¿Por qué no te vas?

Debería irme,
la oscuridad me reclama.
Volveré para buscarte
por las esquinas de mi alma.

Llevo media vida buscando
y ahora me asusta haberlo encontrado;
mírame, Dios, es tu juego y voy ganando.

¿Por qué no te quedas?