Del color de mi sangre

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Como un boomerang vuelve
después de de haberse ido,
y vuelve,
vuelve.

Como una goma,
se estira hasta separarse de sus extremos
para regresar a su forma original,
y vuelve,
vuelve.

Me deslumbra, me desvela.

Todo lo que me juré imposible,
lo que pretendía ser un juego simple,
la estrategia perfecta: se desmorona.

Un poco de sal, como al tequila.
Un poco de tranquilidad, como la morfina.
Droga que me mantenga ausente pero cuerda,
que no soga;
puedo ahorcarme.

Dos polos:
uno que pierde el norte estando en el sur,
otro que busca el norte siguiendo un mapa de ciegos;
tan sencillo y con tan poca lógica como dos hemisferios;
unidos para estar separados,
mar y tierra de por medio.

Como dos manos que encajan a la perfección,
dos corazones que se desgarran mutuamente,
dos cuerpos complementados,
dos cerebros contrarios.

Como aquel que quiere y no puede,
o que puede pero no quiere,
por miedo, o entre temor.

Del color de mi sangre,
sólo si me pincha sangro.
Del tacto de su lengua,
sólo si me cura la siento.

Sólo cuando suspira, cuando silba;
sólo entonces cambia la dirección del viento.

A A. G, con amor (o cualquier cosa que defina la mierda que tengo dentro).

De trizas, corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora