¿Caer en tentación? +18 (Editando)

Capitulo 22

Ethan...

—Tienes 3 semanas de vacaciones—Escucho decir al obispo.

El obispo de la capital lleva un día aquí,  luego de mi día libre junto a Lilit, lo primero que encontré en la mañana fue al obispo en el convento.

—¿Tres semanas?

—Sí, hijo.— Responde tranquilamente— Tomaré el control de esta iglesia durante ese tiempo, veré si puedo solucionar todos los problemas que tenemos.

—Pero puedo quedarme a ayudar

Siento que parte de esto es mi culpa (en realidad mucho lo es) y quiero ayudar a solucionarlo.

—Tranquilo, tu también necesitas un poco de descanso.

Suspiro derrotado.

—Muchas gracias.

—Podrías llevarte también a la chiquilla.

—¿La chiquilla?

—Sí, ya sabes... La causante de todo esto.

—Ella no causó nada de esto.

—Oh, vamos Ethan... todos sabemos que desde que llegó ella han pasado cosas raras.

—Eso no es cierto.

—¿Por qué la defiende tanto?— Pregunta con el ceño ligeramente fruncido.

—Yo...

Trato de hablar pero nos interrumpe la reverenda entrando a mi oficina algo agitada.

—¿Paso algo, madre?—Pregunto.

—Hay un señor afuera— Dice— Quiere hablar con Ethan.

Intento salir pero el obispo me detiene tomándome del brazo.

—Yo tomaré el control de todo desde ahora— Dice— Puedes hacer tus maletas ahora mismo si deseas irte a descansar.

—Pero el me busca a mi...

—Yo me haré cargo, hijo.

Suspiro y me despido de ellos dejándolos solos hablando sobre la visita que tenemos. Me dirijo al cuarto de Lilit en donde la encuentro tumbada en la cama profundamente dormida.

—Lilit...— Susurro moviendola un poco.

—Lilit...

No se mueve, esta como en un estado de coma en el que por más que mueva o hable no reacciona.

—¡Lilit!

Es casi imposible despertarla, así que opto por darle una manera cariñosa de despertar. Me recuesto junto a ella y comienzo a darle pequeños besos por toda su cara. Acaricio su cabello suavemente esperando que esto si funcione y minutos después abre lentamente los ojos mientras yo le dedico una sonrisa.

—Buen día, pequeña— Le digo dándole un pequeño beso en la boca.

—Buen día, padresito.

—Te tengo una noticia.

—¿Tan temprano?

—Lilit... son las once de la mañana.

—Es casi de madrugada— Dice volviendo a enterrar la cara en la almohada.

—Vamos, Levantate.

No hace caso y comienzo a hacerle cosquillas esperando a que esto si funcione. Al principio no reacciona mucho, pero minutos después comienza a reír de forma desesperada.