¡AQUÍ ESTOY! [All Might x OC] [One-shot]

Entrevista

N/A: Aw, tenía años sin agarrar el Sai. He aquí más o menos como me he imaginado a Hanako siendo villana y fan de All Might, lo que tiene alredeor del cuello es una bocina. Una batalla no es épica si no se elige la canción correcta. Así que los dereshos del dibujin pa mí :P

~~O~~

"Tachibana Hanako, alias, Samurái Reg", dictó la periodista, Emily Wong, en cuanto puso un pie en la habitación, sosteniendo una libreta entre las manos. "Treinta y nueve años. Ocupación: Villano. Quirk: Regeneración y manipulación de su fisiología conforme a la música que escuche. Hum. Interesante. Aquí menciona que es casada", la miró. "Y bien..."

"¿Y bien qué?", gruñó la susodicha.

"No hace falta que le diga porque está aquí, pero antes de llegar a ello... Su matrimonio, um, usted es un villano y él, bueno, él es el Símbolo de la Paz", cotilleó para después mostrar una sonrisa torcida. "Quien diría que al famosísimo—".

La tensión recorrió cada baldosa de la habitación cuando la villana azotó la mesa pese a las esposas que la tenían atada a ella. La señorita, que tomó asiento frente a ella, dejó ir un sobresalto.

"Si posees algo de inteligencia, reservaras TU opinión", la amenazó para después chasquear la lengua en señal de burla. "Te sorprendería lo común que es el matrimonio entre héroes y villanos. Este mundo es más turbio e irónico de lo que crees".

"En ese caso: ilústreme", pidió Wong a la par que sacó a relucir su bolígrafo, atenta a lo que la famosa villana Samurái Reg fuera a decir. "¿Cómo se conocieron?", añadió, inspeccionando las fotografías que había sobre la mesa.

"Te voy a dejar algo en claro: si me entero de que su verdadera identidad es ventilada por este... escándalo, mataré lo que más amas en este mundo, al igual que a ti, y me haré una máscara nueva con sus huesos".

Dicho esto, e ignorando como el alma de Wong la había abandonado por un segundo, exhaló.

"Nos conocimos en una biblioteca, porque sí, algunos villanos también disfrutamos de la vida, ¿sabes?", se permitió añadir ante la incredulidad que recorrió el rostro de la señorita. "Por lo general, los estándares que tengo hacia las personas son específicos, sobre todo a la hora de escoger una pareja. Así que en cuanto advertí su presencia, podría decir que fue algo similar a un dorama: un hombre sobresaliente de entre la gente común, de estatura alta, casi en los huesos, de melena desaliñada y dorada cual sol; con una mirada apagada, sin embargo, una chispa lucha por sobrevivir en ella, instigando a los más oscuros deseos de una persona a que salgan a la luz. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, o lo que fuera que estuviese empeñado a encontrar, que no reparó en las pilas de mangas que la encargada tenía por acomodar, marcando todo un desastre. Se disculpó una y mil veces con ese evidente acento americano y el cuerpo casi embarrado en el suelo. Era tan ruidoso, caótico y molesto hasta el momento que cruzamos miradas. En el segundo que me sonrió avergonzado, pidiéndome disculpas en caso de haberme interrumpido en mis propios asuntos, solo pude decir "lo quiero". Camine en su dirección, anote mi teléfono y se lo di. Se puso rojo cual panda, manoteando en el aire mientras balbuceaba una respuesta. Insisto en que sus pies son torpes, porque estuvo por caer al suelo tras pisar uno de los mangas, de no ser por mis reflejos. Y ahí me ves, con él entre mis brazos cual príncipe que engatusa a la bella doncella. "Conozco un café por este barrio. Vámonos, Darling".

Arrugó el gesto, bajo un aire ¿avergonzado?

"Creí que solo era solo algo pasajero, un capricho de mi entrepierna, pero después de ese día, ningún otro hombre estaba a su altura".