Trauma

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Las clases anunciaron su final, acompañadas del timbre. Tachibana Hanako tomó su mochila y salió volando del aula de clases incluso antes que el maestro terminará de anunciar que podían retirarse.

En la que era entrada y salida de la escuela, se encontró a Tosh (Toshinori Yagi), quien se hallaba recargado en la puerta, esperándola y que compartió la misma emoción que Hanako tras verla.

— ¡Súbete! —Dijo al inclinar el cuerpo para que pudiese subir a su espalda, a lo que con la misma agilidad que un gato, ella se trepó.

— ¡A la carga! —Exclamó a todo pulmón, divertida por la escena.

Con ayuda de su increíble quirk, llegaron a un restaurante local. Se juntaban ahí todos los jueves después de haber quedado en escuelas diferentes tras el enorme bullying que Toshinori sufrió por no poseer una singularidad. Hanako tampoco poseía una, aunque no le importaba en absoluto, aun así le entristecía la situación de su amigo; tiempo después le confesó que su quirk por fin había aparecido. Sin duda, había sido todo un caso especial.

El local se encontraba tranquilo y con poca gente, a pesar de la hora. La dueña los recibió con una cálida bienvenida. Sus clientes favoritos habían llegado.

—Un Kansai, un Kare y dos tazas de té —anunció al cocinero sin necesidad de preguntarle a los muchachos que pedirían. Ya lo sabía de memoria.

—Gracias, señora Nakamura.

Tomaron asiento en las mesas que había a las afueras del recinto cuando apareció Gouda, compañero del rubio y a quien invitaron a comer. No lo pensó dos veces para aceptar.

—No entiendo la emoción —comentó Gouda al ver sus reacciones cuando llegó su orden—. Solo es comida.

—Claro que no —protestó Hanako en defensa del restaurante—. No es cualquier comida. Es la comida casera de la señora Nakamura. Su sabor es tan nostálgico que siento que volví a la casa de mi abuela.

—Imagino que opinas lo mismo, Yagi.

—La comida es deliciosa, pero es más tierno ver a Hana emocionarse con ella —confesó el susodicho sin una pizca de vergüenza en compañía de una ancha sonrisa, palmeando la cabeza de su amiga que devoraba los fideos con gran delicia y quien se limitó a asentir con alegría—. Adorable.

— ¿Ya decidieron a donde van a estudiar?

—Por supuesto: la academia U.A.

Después de dicha respuesta, el sonido de los palillos cayendo robó la atención de los dos muchachos. Hanako miró a Toshinori entre asustada y herida, mientras un sinfín de recuerdos inundó su cabeza deliberadamente.

— ¿Entraras a U.A.?

—Sí —respondió, un poco extrañado por su reacción para después sonreír con convicción—. Quiero ser el símbolo que vuelva a este mundo mejor para que la genta pueda sonreír.

Inesperadamente, la joven se levantó de su asiento y sin decir una sola palabra se fue corriendo, pero él no pudo pasar por alto las lágrimas que comenzaron a resbalarse por su rostro.

— ¡Hanako! ¡Espera!

No dudo en seguirla, dejando a Gouda al cuidado de sus cosas, y tampoco le fue difícil alcanzarla gracias a su singularidad que le permitía tener una resistencia física más allá de la común.

Hanako se escondió en uno de los juegos que había en el parque al que habían llegado y donde la pudo escuchar sollozar.

—Hana...

— ¡Déjame sola! —Le grito entre lágrimas, interponiendo los brazos para que no se acercara—. No quiero verte.

Toshinori se arrodilló, confundido y desconcertado por su reacción. Pero ella se mantuvo sumida en sus pensamientos.

A lo largo de los años, llegó a enterarse de familiares que tuvieron que retirarse del trabajo como héroes tras sufrir fuertes heridas o hasta perder extremidades, pero nada se comparó con la muerte de sus padres. La imagen del televisor mostrando el momento en que perdieron la vida al salvar a unos rehenes se reprodujo una y otra y otra vez; el horror en los gritos de las personas cuando veían el suceso así como el dolor que la había invadido, volviéndolo real en aquel momento. Desde aquel día, no quiso tener algo que ver con los héroes.

— ¿Por qué te molesta que entre a U.A.? —Le preguntó, insistente y decidido a tener una respuesta—. Al fin tengo la oportunidad de ser un héroe. Ha sido mi sueño desde niño. Creí que te alegrarías al—

— ¡No quiero verte morir! —Exclamó Hanako a los cuatro vientos, dejando salir el dolor y tomando desprevenido a su amigo—. ¡No quiero saber que perdiste la vida haciendo tu deber! No... No podría soportar... No de nuevo —sollozó mientras se hacía un ovillo con los brazos.

Toshinori se acercó y la envolvió con su enorme figura, a lo que ella se soltó a llorar con todas las fuerzas de su cuerpo; aferrándose a su uniforme.

— ¿A qué te refieres con de nuevo?

—Mis padres eran héroes y murieron a causa de ello. Desde entonces todo lo relacionado con ese mundo intento mantenerlo lejos de mí. Es admirable lo que hacen, sí, pero todo cambia cuando es un ser querido.

—Hanako, yo...

—No soy quien para decidir que debes hacer con tu vida, Yagi. Tengo miedo que algo te pase, eres importante para mí, pero eso no debe impedir que siguas tu sueños.

El joven de melena rubia le sonrió con ternura, agradeciendo su sinceridad pese a la confesión sobre la ausencia de sus padres momentos atrás.

—Haré que pierdas ese miedo —le aseguró—. Estarás orgullosa de mí.

***Años después y tras la pelea con All for One***

— ¡Te estoy diciendo, cabrón!

N/A: Originalmente, estas dos últimas líneas no aparecerían pero mientras escribía la respuesta de Hanako no podía dejar de pensar en todo lo que pasa con All Might y AFO. Le diría lo mismo o hasta yo misma me lo agarro a vergazos para que se le quite.

¡AQUÍ ESTOY! [All Might x OC] [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora