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Capítulo 11

"Oye, aquí tienes tu café de la mañana". Nancy deslizó la taza hacia Lisa alegremente.

Lisa no apartó la vista de su teléfono. Estaba respondiendo al mensaje de su esposa para hacer algún recado antes de que llegara a casa.

"¿Qué estás haciendo?" Nancy trató de mirar a escondidas.

"Estoy casada, doctora McDonie". Lisa cerró el teléfono y suspiró. "Lo siento, no puedo aceptarlo". Mencionó el café.

"Sé que estás casada". Nancy sonrió incómoda. Realmente no necesitaba ese recordatorio. "Es sólo un café. Pareces agotada así que pensé que podrías necesitar uno".

"Puedo conseguirlo yo misma". Afirmó con firmeza. "Agradezco tu consideración pero no puedo aceptar esto". Le devolvió la taza. "Gracias".

"..."

"Mire Dra. McDonie, usted es amiga de mi esposa y la respeto por eso. No sé lo que está tratando de hacer pero creo que ha pasado los límites". Después de meses de ignorar la acción de su residente, no pudo aguantar más. Decidió sincerarse y terminar aquí y entonces.

"..."

"No dice más que cosas buenas de usted. No la decepcione, Dra. McDonie. Que tenga un buen día".

"¡Espera!" Nancy gritó. "¿Se lo has dicho?"

"Espero no tener que hacerlo".

Lisa se alejó de la enfermería dejando a Nancy con el corazón roto.

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Al entrar en los seis meses, la frecuencia de los llantos de los trillizos aumentó drásticamente. Sus dientes empezaban a salir, causándoles un dolor irreconocible. Caso especial para Venous, perdió su gran apetito haciendo que sus madres se preocuparan. Era la más pequeña de todos. Obviamente, ella necesitaba los nutrientes mucho más que Aorta y Artery. No había más remedio que presionarla un poco más en materia de alimentación.

Lisa y Jennie llevaron a sus hijos al pediatra para que les hiciera un seguimiento y los vacunara según lo previsto. Según el médico, sus tablas de crecimiento y desarrollo seguían en la línea perfecta. Tanto dada como mamá se sintieron aliviadas ante esta afirmación.

El Sr. Lee dio a Jennie más tiempo para considerar su opción. Después de todo, era una buena abogada. Además, ya tenía muchos clientes leales que no querían que nadie más que ella llevara sus casos. Estaba claro que no quería perder a su preciada socia principal.

El anciano incluso se acercó a Lisa para convencer a Jennie de que se quedara en su bufete.

"¿Quién te llama?" preguntó Jisoo cuando estaban almorzando. Lisa había estado ignorando esa cierta llamada desde el informe de la mañana.

"El jefe de Nini".

"¿Por qué te llama?"

"Nini quiere renunciar pero él no la dejará ir tan fácilmente". Lisa sorbió su sopa. "No es que no le guste estar allí o algo así. Es que se siente mal por haberse ido tanto tiempo y hasta ahora, sigue siendo reacia a dejar a los trillizos."

"Sin embargo, deberías contestar. No es educado hacerle esperar así".

Lisa sabía con certeza de qué se trataba la llamada telefónica. Escuchó cada palabra que decía conteniendo su queja con mucho esfuerzo. Le agradaba el señor Lee. En realidad era un jefe agradable, pero empezaba a ponerla de los nervios.

"Muy bien, Sr. Lee. Gracias".

"¿Entonces?"

"Chu, aunque yo tenga voz y voto en este asunto, al final será la decisión de Nini. Ella siempre lo descarta cuando saco el tema del trabajo".