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Kaori fue a la cocina por los cafés mientras su profesor esperaba en la cocina. Estaba más que nerviosa y no entendía el porque.

Buscó el café para colocarlo en la cafetera y mientras se hacía, buscó las tazas. Al estar todo listo en la bandeja, agregó dos rebanas de pastel de chocolate y galletas caseras por si gustaba.

-disculpe la demora -sonrió Nara entrando hacía la sala de estar.

Nanami giro sobre si mismo y le dedicó una sonrisa encantadora. Estaba admirando las fotos familiares, pero se había detenido en una. En la foto mostraba a su alumna muy feliz abrazada a un hombre muy sonriente de cabello largo color gris. Le llamó la atención aquella sonrisa plasmada en Kaori. Hasta el día de hoy, nunca le había visto sonreír.

-D-disculpa. Solo miraba las fotografías -explico algo avergonzado- son muy lindas

-Oh si, son momentos más que todo inolvidables -sonrió algo nostálgica desocupando la bandeja con los cafés.

-Perdon, no quise...

-Oh, no sé preocupe, no me incómoda en absoluto -rió leve para alivianar el ambiente- por favor, tomé asiento y póngase cómodo

-muchas gracias señorita Ryomen -asintió levemente caminando hacia el sofá de la izquierda.

La tarde transcurrió y Nanami le explicaba a su alumna el tema más complicado para ella. Al terminar de explicar el tema, le dio unos ejercicios para que practicara. Mientras Nara resolvía, Nanami no pudo evitar no observar su perfil tan lindo ante los ojos del pelirubio. Miles de pensamientos pasaban por la mente de este, no estaba pudiendo lograr contenerse ante las ganas que tenía de besar aquel cuello tan hermoso y suave a la vista de cualquiera.

-Disculpe, Ryomen ¿Podría pasar al baño? -preguntó algo nervioso.

-Si, por aquí -le sonrió la susodicha guiándolo hacía una puerta color beige.

Sin más preámbulos, el pelirubio se adentró hacia el baño y cerró la puerta tras de si. Estaba más que nervioso. Sabía que causas tendría al decir que si a aquello. Nanami se miró al espejo y mojó su rostro con agua fría. Trató de calmarse y su respirar se fue regularizando. Al sentirse un poco más relajado, salió del baño, pero algo lo tomó por sorpresa. Una Kaori en sostén y shorts bajaba corriendo por las escaleras sin siquiera darse cuenta de cómo bajaba corriendo frente a él.

-Señor Nanami, hay una araña en mí cuarto -se abrazó al mayor asustada.

-S-señorita R-ryomen... -trato de no verla porque sabría lo que pasaría si lo hacía- voy a ver, no sé... Preocupe, pero guieme -pidió poniéndose en frente de ella.

-Suba las escaleras y doble a la izquierda, luego mire la puerta abierta, esa es -se aferró al brazo de Nanami.

Kaori al tocar la piel de Kento, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y tragó grueso. Algo estaba mal. Y pensaba que podría ser, pero no quería pensar en ello en ese momento.
El pelirubio entró a la habitación y pudo oler aquel aroma que le estaba comenzando a desesperar por querer olerlo del cuerpo de su alumna. Trató de disimular y busco a la araña. Esta estaba al lado de la cama y era medio grande. Nanami tomó una bolsa y la agarró con la mano rápidamente. Luego bajó apresurado y la soltó en el jardín dejándola ir.

-Muchas gracias -le abrazó alivida Nara a su profesor.

-Disculpe señorita, debería c-cubrirse...aunque no estaría mal que... Digo, cubrase -se avergonzó el pelirubio desviando la mirada.

Kaori sintió sus mejillas arder y se puso muy colorada ante aquel comentario. Estaba muy avergonzada al percatarse de que su profesor la había visto en sostén. Se cubrió con sus brazos y quería moverse, pero su cuerpo le jugaba en contra. No se movía en ninguna dirección.

-Señor Nanami, toqueme -se escuchó decir de la boca de Nara en toda la sala silenciosa.

Kento al escuchar aquello, se desconcertó y le miró más que sonrojado. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Su alumna le pidió que le toque? Ante ese punto, no sabía que hacer. Si tocarla como siempre quiso sin importar que, o ocultar lo más que pueda sus deseos y negarse ante tal petición. Nadie más que Nanami sabía cuánto la desea desde aquel momento en que le vio. Sabe que está mal, demasiado mal hacer aquello. No sabría que iba a pasar y un poco de miedo tenía.

-Por favor, toqueme sin miedo -volvió a repetir su alumna acercándose a él cuidadosamente.

Buenas buenassss. Disculpen por la demora. También actualicé en mí otra historia de Nanami. Vayan a leer. Les tkm. Y HAPPY BIRTHDAY NANAMIIIIII 

impossible, teacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora