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-Por favor, toqueme sin miedo -volvió a repetir su alumna acercándose a él cuidadosamente.

-S-señorita....

Kaori le interrumpió llevando su dedo índice a la boca del mayor.

-¿Por qué me mira tanto? ¿No es esto lo que quiere? -preguntó conectando mirada con su profesor mientras sus ojos brillaban hermosamente.

-C-creo que debería irme. Es algo tarde -paso de ella dejándole las palabras en la boca y una duda enorme sobre que pensaba él.

Nanami tomó su portafolio y guardó sus papeles algo apresurado. No sabía cómo era posible que una alumna le pusiera tan nervioso.

-Por favor, estudie y repase lo que le dejé. Suerte mañana en su examen. Y no olvidé hacer la tarea de historia -le sonrió algo frustrado, pero trató de disimular lo.

-Le acompañó a la puerta -habló apenas audible Kaori para ambos.

-No hace falta. Sé dónde está. Será mejor que se ponga algo que hace un poco de frío

Dicho eso, el pelirubio salió de esa casa con un peso enorme que no podría manejar. Necesitaba desahogarse, pero su psicóloga no podía verle hasta la próxima semana. Sólo quedaba su tonto y estúpido amigo.
El teléfono Dió tres tonos y una voz alegre sonó a través de la línea telefónica.

-Neeh~ Nanami -habló el albino contento.

-Satoru, se que nunca te pedí esto, pero... ¡Mierda! Vamos a un bar -suplicó casi a gritos mientras subía a su coche como pudo.

-¿Ahora? -interrogó sorprendido el contrario ante tal petición.

-Si, ahora. Diez minutos en el bar que tu sabes ir -ordenó y colgó el teléfono.

El reloj marcaba las ocho de la noche cuando el albino divisó a su amigo tomando en una mesa apartada. Antes de ir con el pelirubio, pasó por la barra y le pidió al Barman un whisky. En un par de segundos ya tenía su trago y fue hasta Nanami para sentarse al lado.

-Wow, debe ser importante para que me llames a un bar -rió Satoru palmeando la espalda de su amigo- dime ¿Mal de amores? ¿La directora te dejó?

-¿Qué? Ya te dije que solo salimos una vez -frunció el entrecejo Nanami algo molesto.

-¿Entonces? -le miró Gojo para luego tomar de su trago.

Kento miró todo a su alrededor y se acercó a Satoru sigilosamente.

-Una alumna pidió que le toque -susurró para luego esconder su rostro entre sus brazos.

-Bueno, sabes tocar Flauta, violín...

-¡No! -le interrumpió el rubio nervioso- no de instrumentos...más bien...a...ella -trato de darle doble sentido para que su amigo entendiera.

-ohhhhh -cayó en cuenta Satoru a lo que se refería- Bueno... ¿Cómo lo tomaste tu? Espera... Es...ella la de...

Nanami asintió y Gojo quedó boquiabierto ante su respuesta. Satoru era su consejero desde siempre y sabía todo de Nanami por más que este no lo soportaba ni dos segundos debido que Satoru no era tan serio como le gustaría a su amigo.

-bueno... -se puso pensativo el albino- debes plantearte las cosas. Primero. Que prefieres ¿Un amor o el trabajo? Segundo. El riesgo que corres por la diferencia de edad. Más allá si es legal, los padres son los padres. Tercero. ¿Qué quiere ella? Y por último. Te apoyaré en todo lo que decidas ¿Está bien?

-A veces me preguntó cómo alguien tan idiota puede decir cosas Coherentes -rió Nanami para luego tomar de su vino.

Ambos tomaron unos tragos más y Nanami se despidió ya que la directora le había invitado salir a dar una caminata. Kento esperó a la salida del bar y Maki bajaba justo en frente de él en un taxi. Le sonrió amable y esperó a que la peliverde estuviera cerca para saludarle mejor.

impossible, teacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora