Cuando desperté, lo primero que noté fue el olor a café que había en el ambiente.
Fruncí mi ceño confundida hasta que recordé dónde estaba.Di media vuelta mi cuerpo y me quedé boca arriba, observando la pared blanca del techo.
Para ser sincera, había pasado mucho tiempo desde que dormía tan bien. La cama del monoambiente no era para nada cómoda, y la calle a la que daba mi ventana era ruidosa.
En cambio aquí era como si estuviéramos apartados del resto del mundo.
Solo él y yo.Froté mis ojos y caí en la cuenta de que debía ir a trabajar.
Me senté de golpe en la cama y tomé mi celular para ver la hora.-Mierda- mascullé mientras me ponía de pie.
Tenía que estar allí en treinta minutos y ni siquiera sabía en qué barrio estaba.
Rebusqué en el bolso las prendas adecuadas y me las puse.
Unos minutos después abrí la puerta y el olor a café se intensificó. Olía riquísimo.
Asomé mi cabeza por el pasillo y noté que la puerta de Salvador seguía cerrada.
Quizá todavía no se había levantado, pero entonces... ¿Quién estaba haciendo el desayuno?En ese instante, una loca idea cruzó por mi cabeza. ¿Y si vivía con alguien? ¿Y si estaba en pareja?
Mierda, nunca se lo había preguntado. Tal vez por eso la habitación estaba cerrada.Decidí dejar de dar tantas vueltas y caminé hasta la cocina.
Cuando llegué, frené en seco.El torso completamente desnudo de Salvador me sorprendió. Sus músculos se movían de forma hipnotizante mientras se deslizaba con familiaridad por la mesada.
Sólo llevaba un pantalón corto de color negro y estaba descalzo.
Tarareaba una canción en voz baja que era desconocida para mí.Tragué grueso y me sentí toda una acosadora.
Pero es que, ¿Cómo podía ignorar el hecho de que este hombre era extremadamente sexy?-¿Te vas a quedar ahí de pie?- dijo de pronto y me sobresalté.
Mierda. Mierda y triple mierda.
¿Qué le iba a responder?"Si por mí, sí"
"Pero claro que sí"
"Sería un placer, si no te molesta"
Cerré los ojos con fuerza deseando quitar todos esos pensamientos.
Y agradecí que Salvador no volteara para encontrarse con mi rostro rojo.
Frente a mi silencio, él continuó.
-¿A qué hora vas al trabajo?-
-Debo salir en media hora- respondí como si nada, como si no me sintiera avergonzada.
-Genial, tenemos tiempo para desayunar- respondió y finalmente se dio vuelta.
Ojalá no lo hubiera hecho.
Sus ojos azules brillaban, y sus labios ocultaban una pequeña sonrisa.
Ahí estaba su gran ego, reluciendo por mi acoso.No. De ninguna manera iba a compartir más tiempo a su lado.
-Estoy con el tiempo justo. Tomaré un café allí- dije y me observó con curiosidad.
En realidad deseaba quedarme con él, beber ese líquido oscuro que prometía ser delicioso y hablar un poco sobre nuestra situación.
-¿Segura? Puedo llevarte...- ofreció con su ceño fruncido.
-No hace falta, sólo quisiera saber dónde está la parada del autobús-
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ADICTIVO
RomanceRebecca tenía muy en claro cuales eran sus objetivos en la vida: trabajar, estudiar y triunfar en el mundo de la moda. Sin embargo, no estaba en sus planes conocer a Salvador. Y a pesar de que tenía un aura de peligro que lo rodeaba, había algo en...