En el medio de la noche, unos golpes me despertaron.
Al principio pensé que lo había imaginado, pero con el paso de los segundos se fueron intensificando.
Confundida, me puse de pie, me asomé al pasillo y entonces escuché unas voces masculinas discutiendo. Rápidamente pude identificar que entre ellas estaba la de Salvador.
Se escuchaba ido, fuera de sí, preso del enojo. Insultaba y gritaba, aunque no lograba entender el por qué.
Asustada, bajé algunos escalones, y entonces lo ví.
Había dos hombres completamente vestidos de negro. Sus rostros estaban tapados por una especie de máscara también de color negra.
No estaba segura de si me habían visto, pero por las dudas me quedé quieta, inmóvil sobre el peldaño.
-Dinos lo que sabes, o te mataremos- habló con frialdad uno de los extraños.
Salvador, que estaba de pie frente a ellos, sonrió.
-No les diré nada-
El otro hombre dio un paso hacia él y lo golpeó en la cara.
Salvador tocó suavemente su nariz y sus dedos se llenaron de sangre.Reprimí un grito ahogado. No quería que me vieran, o todo podría empeorar.
-Golpeas como una niña pequeña- se burló mi compañero y mi adrenalina aumentó.
Mierda que lo iban a matar si no se callaba.
-Última oportunidad. Dinos lo que sabes-
El primer hombre que había hablado parecía ser el que dirigía todo. Y era el que ahora había tomado un arma entre sus manos.
Maldición.
Mi corazón se aceleró tanto que escuchaba mis latidos retumbar en los oídos.
-Tres- continuó el hombre.
Vamos Salvador...
-Dos-
Carajo, ¿Se iba a quedar en silencio?
-Uno-
Observé la situación como si fuera una espectadora en una sala de cine.
Pero cuando escuché el disparo, supe que era real.
El cuerpo de Salvador cayó con todo su peso sobre el piso de madera, generando un charco de sangre a su alrededor en cuestión de segundos.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.¡Lo habían matado, Dios mío!
Él me había prometido que todo estaría bien, que estaríamos a salvo.
Y ahora, estaba muerto.
¿Cómo había pasado todo tan rápido? ¿Qué información era la que buscaban esos hombres? ¿Era tan importante como para que Salvador diera su vida por ello?
Un sollozo se escapó de entre mis labios al verlo yacer sobre el piso sin vida. Sentía un profundo agujero en el centro de mi pecho.
Y entonces, alcé la vista.
El arma apuntaba ahora hacia mí.
Abrí los labios para suplicar que no me hicieran nada, pero fue en vano, porque ya habían disparado.
-¡Rebecca!-
Abrí los ojos y tomé una profunda bocanada de aire. Sentía que me ahogaba así que comencé a respirar cada vez más rápido.
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ADICTIVO
RomanceRebecca tenía muy en claro cuales eran sus objetivos en la vida: trabajar, estudiar y triunfar en el mundo de la moda. Sin embargo, no estaba en sus planes conocer a Salvador. Y a pesar de que tenía un aura de peligro que lo rodeaba, había algo en...