Este mundo es cruel, aun así, yo te amare

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Penélope está realmente muerta.

Su alma se ha roto en pedazos y no queda ni una mota de ella, su mundo se ha congelado sin nadie que cumpla la condición del hechizo y lleva así ya varios milenios.

Penélope ha pasado ya mas de mil muertes, algunas se repiten, otras son nuevas, algunas son demasiado humillantes y unas pocas son misericordiosas. Penélope ya había perdido cualquier esperanza de ayuda en su familia, en las personas que la rodeaban, de la vida en general

Y aun así, aun así, cada bucle lo intentó... solo esto y aquello, un intento, un esfuerzo para detener a esa cosa con la cara de la hija del duque.

Ganaba, a veces, esas ocasiones se sintieron como una llovizna después de una larga sequía.

Esas veces, Penélope pudo cerrar los ojos y sentir la paz, la alegría de haberlo logrado, de finalmente lograr su objetivo, de finalmente vencer a Leila después de tantas muertes.

Pero Vinter ya había muerto en esas ocasiones, y el círculo mágico se activaba solo y volvía al principio y Penélope sintió que perdía la cabeza, sintió que el aire la ahogaba y sintió su corazón bombear veneno cuando volvía a aparecer arrodillada frente a Derrick.

Ella aprendió su lección después de unas cuantas muertes mas, tenía que mantenerlo vivo para evitar que el bucle comenzara.

Y lo logro, Vinter no murió cuando Leila lo hizo... pero estaba bajo el lavado de cerebro todavía y rebobino el tiempo para que ese demonio volviera a la vida.

Penélope se había vuelto loca esa vez, no le importo que la encerraran en su habitación y la dejaran morir de hambre, ella había gritado, había maldecido, había roto cualquier cosa que se pudiera romper y volcar todos los muebles en el cuarto. Penélope había rasguñado los muebles hasta que se le rompieron las uñas y sus dedos sangraron. Grito y grito hasta que su garganta dolió, lloro hasta que sus ojos estaban hinchados y sus labios partidos por la deshidratación, hasta que los pies sangraron por las patadas que daba a los muebles o las joyas que se le enterraban en los pies.

Cuando recupero un poco de fuerza, ató sus sabanas y las uso para suicidarse creciendose del techo.

Una vez mas, estaba de rodillas frente a Derrick, Penélope escucho en silencio su regaño y siguieron sus indicaciones para el castigo, otro bucle, otro intento.

¿Por qué?

¿Por qué?

Solo... solo... ella no quería eso, ella no lo quería, ella quería una vida normal, quería ser feliz. Penélope deseaba ser feliz con cada fibra de su alma.

¿Era mucho pedir?

Bueno, entonces paz, denle paz, denle migajas de amor, denle soledad, denle... denle esperanza.

Penélope anhelaba la esperanza de la libertad.

Libre de los Eckhart, libre de la nobleza, libre de los rumores, libre de su reputación, libre de su sangre de maga, libre de los bucles, libre de las expectativas de sus ancestros que susurraban en su oído, libre de las muertes, libre de todo.

Pero nunca pareció llegar, no a ella al menos.


Leila la ha capturado de nuevo, encerrada en los calabozos del palacio imperial, Penélope esta encadenada a las paredes por sus muñecas y al suelo por sus tobillos. Sus rodillas estaban sangrando por la grava que se le había enterrado y sus muñecas dolían por los grilletes, los tobillos probablemente estaban con moretones, no los sentía por el entumecimiento, pero estaba segura de eso.

Historias Cortas [LMEEUFPLV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora