(1) 𝑶𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝑷𝒆𝒍𝒖𝒄𝒉𝒆

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Suenan los pitidos de una llamada tratando de contactar a una persona.

Tercer pitido.

Cuarto pitido.




Quinto pitido.










-Oficial Rivera al habla.

Ahora la seria voz de una mujer al otro lado de la, finalmente respondida, llamada.

-B--Buenos días, soy yo, NuNew.

El joven chico anda sentado en su silla de ruedas dentro de su habitación. Mirando a través de la enorme ventana cuadrada que tiene en una pared. Viste una camisa blanca de mangas largas ahora mismo, con pantalones de dormir y descalzo. Mostrando los dedos largos de sus pies y los dedos gordos de estos que son como un chelos a su punto de vista. Verlos como eso lo divertía.

-Ah, buenos días NuNew. ¿Cómo te sientes? - La voz de la detective cambia a un tonado que aunque se mantiene firme y profesional muestra empatía.

-Ya ha pasado casi un año del ataque, srta. Rivera. Creo que... Creo que estoy listo para regresar a la escuela. - Él tartamudea con ápices reflejos de una sonrisa. Ojos mirando el verdoso césped del vecino que conecta con su casa. Ahí los dos hijos del vecino corren libremente. Ambos en ropas de estar en casa: una niña y un niño bien pequeños ellos como de siete años atacandose con pistolas de aguas. Sin embargo, los ojos del joven no se enfocaban en la felicidad de estos se enfocaba en la movilidad de sus piernas. Cómo las mueven y cómo él era capaz de moverlas también. Ya no puede hacer nada de eso, y debe admitirlo: extraña correr. Extraña brincar. Extraña hacer todas las cosas que podía cuando sus piernas eran móviles.

-¿Estás seguro de que quieres regresar a la escuela, NuNew? Hace ocho meses atrás dijiste que tal vez los que te hicieron daño,- Mediante ella habla NuNew regresa a las vagas imágenes que tiene en primera persona. En esas vagas imágenes todo está oscuro pero puede ver sus propios brazos estirados para enfrente tratando de empujar de los hombros a la persona que lo había abatido al suelo. La persona está completamente de negro a excepción de su cara y la tropical luz del farol atrás del individuo aportaba poca luz a la escena.

-¡No! - NuNew escucha sus propios gritos en el recuerdo. Presiona sus ojos a cerrarse al no poder evitar recordar. La vista en primera persona se desvía a la izquierda cuando el individuo le dio un puño. Ahora con la mirada desvíada se ven grandes porciones de nieve. Lo que significa que el ataque sucedió cuando nevaba. Había una casa a unos pasos de distancia pero nadie notó el ataque. Por cómo el panorama en primera persona rebota, significa que el individuo comenzó su ataque sexual en NuNew cuyos jadeos y gruñidos incrementaron en constancia. -podrían estar en tu escuela.

La voz de la policía lo regresa a la realidad.

-Oh. Sí. Es cierto, sí. Aunque a pesar de que eso pueda ser cierto no quiero, no, no puedo permitir que los que me hicieron esto crean que me rendí. Debo demostrarles que yo puedo ser más fuerte que ellos. Que puedo ser fuerte.- NuNew cierra fuertemente un puño sobre uno de los brazos de la silla. Enroscando sus dedos en su apretujada palma a un nivel de sonar la piel como elasticidad. -Por favor, srta. Rivera, deme el permiso para volver a la escuela. Lo que sea que yo encuentre se lo informaré a usted. - Habla determinado el joven chico.

Unos segundos de silencio ocurren. Segundos en los que NuNew comienza a dudar si la detective/policía/investigadora permanece en la otra línea. Recela que la respuesta será «no», así que no se hace falsas ilusiones. Va bajando la cabeza mientras magulla el labio inferior bajo el superior.

DIARIOS DE UN MÚSICO • ZEENUNEW  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora