-Fanfic de Edmund Pevensie.
-La trama se encuentra basada en "Las crónicas de Narnia, La Travesía del Viajero del Alba" que pertenece a C. S. Lewis.
-Queda prohibida su adaptación, copia o publicación sin autorización de la autora.
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El sol se encontraba en su punto más alto cuando el rey justo entraba al camarote de su novia.
Suspiró mientras recordaba lo ocurrido la noche anterior, no era la primera vez que la joven se encontraba en peligro y, aun así, su miedo de perderla iba incrementando. Con sigilo se acercó a ella y la abrazó por la espalda.
T/N cerró sus ojos y descansó su cabeza en el pecho del joven rey mientras un nudo se instaló en su garganta.
"-Vamos niña, sólo da un paso más y te llevaré a un lugar seguro."
Sus ojos comenzaron a cristalizarse y sin romper el abrazo se giró para quedar frente a Edmund.
El joven frunció el ceño al notar que varias lágrimas rodaban por sus mejillas, pero antes de que él la cuestionara ella tomó su rostro entre sus manos y junto sus labios en un beso necesitado.
Edmund le correspondió en seguida y la apretó más a él. Le había sorprendido un poco el cómo lo había besado, pero no podía negar que también le había encantado. Sin pedir permiso alguno la joven comenzó una guerra entre sus lenguas mientras sus manos acariciaban el cabello del joven.
Se separaron por unos segundos y volvieron a unir sus labios.
El rey se dio cuenta de que habían estado avanzando cuando cayó sentado en la cama de la chica, sin darle tiempo para procesar lo que pasaba, la joven volvió a besarlo mientras se sentaba a horcadas en él. Las manos T/N se encontraban en la nuca del rey para atraerlo más e intensificar el beso mientras que las manos del joven acariciaban y apretaban la cintura de la pelinegra.
La joven rompió el beso y apoyó su frente en la barbilla del rey, mientras ambos trataban de tranquilizar su respiración Edmund la tomó del mentón y la obligó a conectar sus miradas.
-Lo siento- susurró ella aún agitada y Edmund podría jurar que sintió una corriente eléctrica recorrerle la espalda. -Es que... te necesito.
Acarició la mejilla del azabache.
-Te necesito Edmund.
El joven comenzó a repartir pequeños besos sobre el rostro de su novia.
-Quiero que me hagas el amor- susurró ella con timidez. Una sonrisa se asomó en los labios del rey.
-Estoy para complacerte mi reina- susurró sobre el oído de la pelinegra y comenzó a besar el cuello de la chica. Ella cerró los ojos disfrutando de la humedad que el chico dejaba en su piel mientras su manos se aferraban a la espalda de Edmund.
El azabache se acomodó mejor sobre la cama y con sus manos obligó a la pelinegra a que moviera su cadera sobre su entrepierna.
La excitación comenzaba a invadir los cuerpos de aquellos jóvenes y la temperatura de la habitación iba subiendo cada vez más. T/N deseaba tanto estar unida a él y deseaba decírselo, pero cuando abrió la boca para hablar un pequeño jadeo salió de ella sobre la oreja del joven, eso provocó que Edmund tomara en su mano uno de los senos de la joven y lo apretara mientras seguía saboreando el cuello de la pelinegra.
