Capítulo 15

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Mady se despertó en una habitación grande e iluminada solo por la luz de la luna que había al otro lado de la ventana, ella se acercó a mirar en que lugar la tenían secuestrada. No reconocía el lugar pero tuvo que admitir que era un jardin hermoso y bien cuidado para ser unos simples secuestradores los que la retenían, decidió comprobar si estaba encerrada con llave o podía salir.

Para su asombro la puerta se abrió y lo que vio fuera no se lo esperaba. Al salir de la habitación había un pasillo largo que daban a unas escaleras, el pasillo estaba hermosamente decorado con una alfombra roja con pétalos de rosas blancas esparcidos por encima de ella. Siguiendo el camino de pétalos también había decenas de velas pequeñas a cada lado formando un romántico pasillo que seguía escaleras abajo.

Al llegar a la planta de abajo se encontró con una mesa preparada románticamente al lado de una hermosa chimenea para que comieran dos personas. Mady no sabía que pensar, lo que estaba viviendo en ésos momentos mas que un secuestro parecía una cita romántica con un hombre misterioso.

Cuándo se acercó a la mesa vio un sobre con su nombre escrito, lo cogió y sacó el papel que había dentro para leer lo que ponía.

Querida Dama:

Te he traído aquí porque ha llegado el momento de solucionar algunas cosas que no me han dejado relajarme desde hace mucho, pero primero quiero que cojas ésa caja blanca que ves en el sofá y te pongas lo que hay dentro. Cuándo hayas terminado quiero que te acerques a la chimenea y cojas una caja roja que hay en la repisa y lo que haya dentro te lo pongas una vez sentada en la mesa que ves en el centro.

Cuándo estés como te he pedido me acercare a ti, espero que no hagas nada imprudente porque eso seria muy malo para tu querido novio y para nuestra romántica noche, desde el momento que te acerques a la caja blanca tendrás veinte minutos para hacer lo que te he pedido.

PD: Esta noche espero que seas mía en todos los sentidos...

Mady no sabía si salir corriendo o ponerse a chillar y llorar a la vez, no tenía modo de escapar y no podía hacer nada en contra del hombre que la secuestro porque eso sería no haberse alejado de él en el parque. Si no lo hubiera hecho no estaría en ésta situación tan horrible.

Se armo de valor y se dirigió rápidamente a abrir la caja blanca, dentro había un hermoso vestido de noche. Era de corte sirena con pedrería en un hombro y en un lado de la cintura, de un color rosa precioso. Si Mady estuviera en otra situación se hubiera puesto a saltar de lo hermoso que era el vestido, pero estaba secuestrada y tenía que ponerse el vestido antes de que llegara ese hombre cruel.

Cuándo se hubo vestido fué hacia la caja roja que decía en la carta, la abrió y vio un antifaz. Se sentó en la mesa con el antifaz puesto y esperó, esperó durante tanto tiempo que le pareció una eternidad.

Justo cuándo estuvo a punto de salir corriendo de los nervios, oyó como una persona bajaba las escaleras lentamente, oía acercarse al que seguramente era el hombre que en unos minutos la haría suya y a la fuerza. ¡La violaría! Tenía tanto miedo que no pudo contener un sollozo, el hombre se acercó a ella y puso su boca justo al lado de su oreja izquierda.

— ¿Porqué llora mi amada? — preguntó el hombre.

— ¿Qué has dicho? —preguntó Mady entre confundida y sorprendida.

— ¿Por qué llora mi amada? —vuelve preguntar el hombre.

— ¿O-Owen? —preguntó Mady parando de llorar.

— Claro que sí mi vida, ¿quién iba preparar todo ésto sino? —le dijo mientras veía a una sorprendida Mady quitarse el antifaz.

— Eres un imbécil, pensé que me habían secuestrado y que me iban a violar —contestó ella llorando otra vez.

— Claro que no mi amor, sólo que no quería que te olvidaras de este día en toda tu vida.

— Eres un bruto, casi me da un patatús.

— ¿Me perdonas? —preguntó Owen con cara de corderito.

— Bueno, pero mas te vale que me lo recompenses de alguna forma.

— Eso está hecho —dijo Owen con una gran sonrisa.

Cenaron una comida exquisita, a Mady ya se le había pasado el enfado y el susto y ahora estaba relajada disfrutando una cena romántica con el hombre de su vida.

— Quiero explicarte porque estuve raro últimamente —dijo Owen.

— No hace falta de verdad, la estamos pasando bien y yo no...

— Mi vida, era por ésta noche, los preparativos y pensar como saldría todo, si saldría mal o bien me tenía nervioso.

— ¿Por qué? —preguntó Mady mucho mas relajada al saber el motivo de sus dias raros.

— Ven, levantate y sal conmigo a fuera.

Y así lo hacen, se dirigen al mismo jardin que ella vio por la ventana. Pero ahora estaba alumbrado con cientos de luces que le dan un aspecto precioso.

— Es precioso Owen, no sé como agradecerte ésta noche —decía Mady memorizando cada detalle.

— Hay una forma —dice Owen.

— ¿Cuál?

Owen se sitúa delante de Mady y se agacha mientras saca una cajita pequeña de la chaqueta.

— ¿Me harías el gran honor de ser mi mujer en cuerpo y alma hasta que seamos viejitos y nos toque morir juntos en la cama agarrados de la mano? —Owen espera nervioso a que Mady le responda.

— ¡SÍ,SÍ,SÍ! Sí quiero casarme contigo y morir de viejitos agarrados de la mano, ¡Sí quiero!

Owen le puso el anillo y acto seguido la levantó dando vueltas y vueltas riendose los dos llenos de alegría porque al fin iban a ser marido y mujer.

El hombre tras la máscara Donde viven las historias. Descúbrelo ahora