36

1.6K 234 83
                                    

Mikey parecía la definición del mal, irritado y molesto salió de la habitación de su hermana.

Tenía una sed de sangre enorme y sabía con quién llenar su vacío.

No tenía ni puta idea sobre quién era James, pero iba a buscarlo por cielo y tierra si era necesario, iba a hacerlo pagar por tocar a su hermanita.

-¡Draken ahora!

De la entrada de la casa saltaron Draken y Kita, quienes se abalanzaron sobre Mikey, quien estaba como perro con rabia.

-¡Sueltenme par de burros! SI ES NECESARIO LES ARRANCO LOS BRAZOS.

-¡APURATE MUJER, PASAME LA CUERDA!- Con la mano que tenía libre, coloco un paño con cloroformo en la nariz de Mikey.

Haciendo que este fuera directo contra el pavimento.

-Dios, es como montar un toro.- Dijo Kita exhausta.- Bien, hay que amarrarlo a la silla antes de que despierte.

-¿Me puedes dar el contexto de todo lo que ha pasado en las últimas horas? Ha pasado mucho y lo único que gane es un rasguño de Mikey perro rabioso.

-Te explicaré todo detalladamente, pero antes tengo que ir con Emma otra vez, suerte con trasladar al niño con rabia.

-Kita no me piensas dejarme solo con este animal ¿cierto?- Para ese momento, la muchacha ya se había retirado de la escena.- ¿¿¿KITARA???

La castaña volvió a la habitación de Emma, quien ahora estaba más calmada y tranquila.

-¿Emma? Puedo pasar?

Emma no respondió nada, le entrego un papel observando a reojo una esquina de su habitación.

"No digas nada y ve al café 24 horas de la esquina. Saldré yo primero, espera 10 minutos para salir tu"

Y con completa calma, la rubia se fue.

Kita no entendía nada de lo que pasaba pero prefirió hacerle caso a su amiga.







Pasados los 10 minutos, fue a la cafetería, encontrando a Emma en las mesas de la esquina.

-¿Emma porque tanto misterio?

-Mi habitación no es segura para hablar.

-¿Eh?

-Él...El tiene cámaras, el sabe todo de todos...El es peligroso.

-¿Quién?

-James.

La sangre se le heló a Kitara.

-Kita, por favor prométeme que no te meteras con el, te puede hacer daño...

-Emma, no te puedo prometer algo así, ese idiota adinerado le ha causado daño a mucha gente. No me quedaré tranquila hasta hacerlo pagar.

La menor de los Sano miro con preocupación a su mejor amiga, no deseaba que terminara como ella.

-Emmita, mírame.- La castaña tomó las manos de la rubia.- Puedo detenerlo, no te preocupes por mi, pero para esto necesito tu ayuda.

-¿La mía?

-Eres buena con las computadoras, investiga todo lo que puedas de ese imbecil. Su grupo sanguíneo, su familia, que le gusta, que no le gusta, sus fetiches, que se yo. Pero hasta el último rastro de él.

-Kitara, estas consciente del peligro al que te expones? No me sorprendería que alguno de sus hombres esté aquí espiandonos.

-Es posible, pero se metió con gente importante para mí. Y eso no lo perdono.

-Esta bien, lo haré. Pero pasame una dirección de correo que no sea rasteable.- Suspiró preocupada.- ¡Oh! Y perdón por tener que darle tu información a él...tu sabes que estoy entre la espada y la pared...

-Tranquila, su patetica carta no me asuto. Viví y leí cosas peores.- Se acercó a Emma, tomándola de la cabeza y dándole un beso en la frente.- Nunca, pero nunca te quedes callada si alguien te está haciendo daño. Te lo dije cuando niñas y te lo repito ahora. No estas sola.












CelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora