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Pa que no se me pierdan les aclaro, que el extra es lo que pasó después del capitulo anterior y este, que se sitúan en el mismo día.

Kitara estaba teniendo un pequeño deja vu, como hace meses atrás, estaba clavandole una mirada asesina a James por enterarse que estaba haciéndole daño a Hakkai.

La gran diferencia, es que Hakkai no estaba esta vez y en definitiva hace unos meses no habría sido común tener  a Mitsuya sobre el regazo de James mientras este lo sujetaba con fuerza.

-Tu, mono desgraciado. Ven para acá, te necesito para unas cosas.- Dicto Kitara.

-Genial ya me hablo la loca...-musito.- Takashi, no te vayas a mover de esta silla en lo que vuelvo ¿de acuerdo?

-De todas maneras no me puedo mover de aquí, ES LA SILLA DEL JEFE DEL CLUB, gran imbecil...

-Cuida esa boquita si no quieres que prenda el aparatito de su muñeca.- Se alejo de Mitsuya, acercándose a Kita.- Dime, que necesitas.

-Anotame lo que te dicte. ¿De acuerdo? Hasta un mono podría hacerlo.

-Y tu no tienes manos o que? Hazlo tú.

-Por supuesto que puedo hacerlo yo misma, pero la satisfacción de verte trabajando para mi no me la quita nadie.- Le lanzo un cuaderno junto a un lápiz.- Ahora escribe idiota.

-Dios, eres tan insoportable.

-¡Ja! Las pocas veces que vi a mis padres me decian lo mismo. Si quieres herirme intenta algo mejor.- James le hizo una mueca de desagrado, mientras empezaba a anotar lo que ella le decía.- Dos metros de turquesa, cuatro de burdeo, medio metro de verde opaco, tul rosa y agujas nuevas para la máquina.

-¿Eso es todo?- La castaña asintió.- Ten, si me disculpas, volveré a mi lugar.

Kitara examinó la hoja, la dejo en la mesa y volvió a llamar a James.

-Ahora que mierda quier...- El americano-japones fue interrumpido por un puñetazo de parte de Kita, el cual lo dejó noqueado en el piso por unos segundos.

Rápidamente Kita se subió arriba de el y empezó a repartir golpes a lo desgraciado, teniendo a todas las chicas del club y a Mitsuya apreciando la escena.

-¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!- Peh quien recién venía llegando a la sala, comenzó a gritar, la verdad no sabía el porqué Kita estaba en pleno asesinato, pero quería meter leña al fuego.

-Escuchame mal nacido, no sé cómo, ni cuando, pero comprobaré que tu estas detrás de la mierda acerca de Hakkai en esa estúpida página de confesiones.- Dijo mientras sus manos se llenaban de la sangre del chico.- Acabo de comprobar que tu eras el idiota que rayaba la mesa del azulito, te juro que de esta no te escapas.


Antes de entrar al club

-Kita-Senpai, hay algo que también debe saber.- Confesó Sumi, quién por los nervios empezó a jugar con con dedos.- Una de las tantas cosas que ocurrían respecto a Hakkai, es que su mesa...bueno nuestra mesa, siempre estaba rayada con insultos y denigraciones a el, tengo fotos de algunas de esas veces.

Kita miro con odio las imágenes, era obvio el culpable, no podía comprobar que James era el culpable de las confesiones pero si de esto.

Era cuestión de ver su letra, escribía demasiado chueco para ser un tipo mayor, hasta un niño pequeño sabría escribir mejor que él.

(...)

Kita sonreía victoriosa, ver a James ir directo a enfermería con la cara hecha mierda, era una victoria total.

Poco le importo que ahora estaba esperando que el director de la institución la llamara para darle un regaño, valió la pena por ver su nariz rota.

-Kitara, ya puedes pasar.- Habló la secretaria.

La castaña se paro de su asiento, yendo al despacho del dueño del lugar.

-Kitara, nuevamente en este cuarto...como todas las semanas.

-Hola señor Kaori.

-Una nariz rota, tres dientes rotos y múltiples heridas en el rostro ¿es enserió?

-Señor, con todo respeto él se lo merecía. Solo déjeme mostrarle.- Kita se acercó a la mesa del mayor, enseñándole la aplicación de confesiones, en específico en las cuales hablaban mierda sobre Hakkai, también le enseñó las fotos de la mesa que compartían el azulado con Sumi, junto a ello el cuaderno donde James había escrito previo a los golpes.- Aún no le puedo comprobar que James haya sido el de las confesiones, pero el de la mesa si fue el. Compare las letras. Es suficiente para expulsarlo ¿N-no? Esto es acoso escolar.

El caballero suspiro sacándose los lentes y mirando fijamente a la joven.

-Señorita N...

-No me diga por ese estupido apellido, dígame Baji porfavor. Soy más hija de mi tía que de esos dos idiotas.

-Señorita Baji...no puedo expulsar a Suzuki.- Dijo en tono serio, juntando ambas manos.

-¿Que? Debe ser broma. Sabe que esto es ilegal? James fácilmente podría ir a la cárcel. O una correccional de menores.

-Señorita Baji, ¿no se le hace conocido el apellido del señor James?

-Ademas de recordarme a una marca de auto, no la verdad.

-El padre del señor James, es dueño de una gran empresa...o bueno así le dicen para encubrir el hecho de que el es un mafioso de alto poder.

-¿a-?

-Sin contar, que el padre del señor Suzuki, es uno de los inversores más importantes de esta institución. Las máquinas que ustedes usan en su club de costura pudieron ser compradas gracias a el, al igual que las máquinas expendedoras y el nuevo equipo de la sala de computación, entre otras cosas más.

Kita miraba perpleja al adulto, esperando alguna señal de que solo bromeaba.

-Si expulso o sancionó al señor James, mi cabeza rodaria en la mesa de los grandes del bajo mundo.

-¿Me esta diciendo que no se puede hacer nada? ¿Nada de nada? Va a dejar como sus alumnos son acosados, denigrado y sus otros sinónimos por un niño rico? ¿Me esta jodiendo?

-Kita, déjame enseñarte algo que te va a servir para el resto de tu vida. Vivimos a base de la ley del reino animal. El más fuerte sobrevive comiendo a costa del más débil. El león siempre atacara al ciervo.- Se paró de su asiento, dirigiéndose al marco de su ventana.- No te voy a expulsar ni suspender, porque entiendo los motivos del porque lo hiciste. Solo recuerda lo que te dije. Puedes retirarte.

Kitara salió del despacho, examinando la situación, llegando a la única conclusión.

Si ella y los demás iban a ir contra James, tendría que subir a la pirámide hasta convertirse en un maldito león.

Primero que todo, tendría que corroborar si James era el culpable de las confesiones y sabía perfectamente a quien acudir.




(...)

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