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La calma antes de la tormenta, cuando las aguas están tranquilas y un pequeño hecho catastrófico arruina aquella tranquilidad.

Hakkai Shiba, quien lleva encerrado días en su habitación sin ver a nadie era la personificación de aquel dicho.

¿Pero como llegamos a esta situación?

Retrocedamos unos cuantos días atrás, Hakkai junto a Mitsuya en el veterinario junto a Mirum.

-Bien señor Shiba, estamos listos. Este precioso San Bernardo está vacunado y chequeado.- Habló el doctor del canino.

-Doc, una consulta ¿cuantos años tiene este chiquitito?- Preguntó Hakkai acariciando a su perro.

-Puedo suponer que este lindo canino ya debe de estar cerca del año y medio ¡Oh! Y descubri una pequeña cicatriz en su hocico, si le toca puede sentir el relieve.

-¿Cicatriz? Vaya Hakkai, Mirum eres tu versión woof woof.- Dijo Mitsuya riendo.

-¿Quien es un buen gemelo canino? ¿Quien se comparte cicatriz con papá?¿Quien es el perrito bonito de papá?- Hakkai empezó a hablar en ese tono infantil que su perrito tanto adoraba, en respuesta a todas esas palabritas movio la cola y saco la lengua.

Mitsuya desde la esquina miro con celos al perro, ¿Porque Hakkai no le podía decir "Quien es el perrito bonito de papá" a él? Si su Hakkai lo pide ladra y no lo decía en forma irónica.

-Vuelva en unas semanas más para darle las últimas vacunas a Mirum. Tenga buen día señor Shiba, a usted igual señor Mitsuya.

-Gracias por hoy Doc, Mirum también le agradece.

Felices, tranquilos y vacunados, los dos chicos y el canino salieron de la veterinaria del centro comercial, Hakkai no estaba tan preocupado por no ser pillado sin comer, Taiju se había llevado a las hermanitas de Mitsuya al parque de diversiones y Yuzuha estaba con las chicas en quien sabe donde. Tendría un día relajado.

-¡Hakkai vayamos a comer! Hay un dos por uno en el patio de comidas.- Anunció sonrientemente el pelimorado y sin previa respuesta agarró la mano de Hakkai para subirse al ascensor.

-¡Taka-chan espera! ¡La correa de Mirum!

Frente a la vendedora estaba Mitsuya, quien aún no se decidía que pedir y detrás de él, Hakkai. Quién estaba más preocupado por las calorías que iba a consumir.

-Taka-chan no tengo hambre, ordena para ti solamente.- Murmuró el peliazul

-No tengo hambre mis pelotas, no has comido nada en todo el día. Señorita, deme dos hamburguesas de pollo, una porción de papas fritas, empanaditas de queso, nuggets y cocacola cero...para mantener la dieta.

-A la orden caballero, en veinte minutos estará su orden. ¡Gracias por elegir nuestro servicio!

Desde atrás se podia apreciar como el alma de Hakkai salía de su cuerpo, con todo lo que ordeno Mitsuya su plan de menos 600 kcal se había ido al caño.

Ya con comida en mesa, Mitsuya empezó a devorar feliz, siempre que sale al patio de comidas está obligado a comer cajitas felices por sus hermanas. No es que no le gustase la idea de un juguete en una caja roja con sonrisa ¡PERO LAS PORCIONES ERAN MUY PEQUEÑAS! El era alguien de apetito grande y una bolsita de papas tamaño mini no lo llenaba.

-¿Que ocurre Hakkai? Elegí tu hamburguesa favorita. Anda come.

-Jeje, realmente no tengo mucha hambre Taka-chan...- Aclaró nervioso.

-Me cuesta creerte, escucho como te rujen las tripitas. A ver, intentemos esto.- El pelimorado agarró la comida del contrarío llevándola a su boca imitando el sonido de un avióncito.

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