☥ ‣ Capítulo 21

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El precio del silencio.

Elaine

La excitación mantiene mi mente entre el sueño y la consciencia. Las sábanas se pegan a la piel, siento la garganta seca y los pezones me cosquillean. Lo veo tocándome mientras mis labios se acompasan a los bruscos besos. Cierro las piernas y despierto de golpe.

Desearía convencerme que aquel sueño fue sólo eso, pero recuerdo con nitidez lo sucedido hace menos de 24 horas. Me despojo del pijama y a pasos flojos voy hasta la ducha.

En cuarenta minutos ya estoy lista para partir a la SAC. Durante el trayecto, reflexiono en lo que hicimos «¿Por qué carajos tuve que ir a meterme a su apartamento?» No dejo de regañarme por eso, pero no siento ningún atisbo de arrepentimiento.

Estuvo rico... Muy rico. «¡Estuvo mal!», la razón me abofetea.

¿Qué pasará si le dice a Kayden o Charlie? Ese cabrón me detesta, haría lo que fuese para arruinar mi buena imagen ante ellos. Será mejor olvidar lo sucedido, ya la cagué y después veré cómo lo arreglo. Abordo el elevador y me dirijo directo a la sala de investigaciones.

El itinerario de hoy está saturado por el operativo en las Islas Canarias. Entro a la estancia vacía y conecto mi portátil al toma corriente. Lo enciendo e ingreso la contraseña y...

El agente Manson entra a la sala. Está de civil, se quita los lentes oscuros y de manera inmediata pone la turquesa mirada sobre mí. Me estremezco, pero entonces esboza una sonrisa; esas que son provocativas y emanan muchos secretos placenteros.

Mis pies se clavan al suelo cuando Zaid se acerca, debo alzar la cara para mirarlo dado su estatura. «¿Qué me estás haciendo, maldito?» Lo observo sin decirle nada, solamente me lo devoro con los ojos y él lo sabe muy bien.

Todo de mí se desbarata en el segundo que se inclina a darme un beso en la mejilla. Tardo en reaccionar debido a su embelesador perfume y el súbito saludo.

—Es de mal gusto no corresponder saludos.

Balbuceo mirándole la boca, olvide cómo se habla. «Besarlo», esa sería mi manera de corresponder su saludo.

—Ya no tienes lengua, ¿o qué? —deja de sonreír—. Porque hasta lo que sé, ayer si tenías.

—Ayer, yo... —titubeo. Aquel suceso se recapitula como un tráiler erótico.

Mis piernas tiemblan y tropiezo, pero me sostiene. Tirito entera.

—¡Buenos días, estrellitas! —entra Erick—. Mmh, ¿Interrumpí algo?

—No —contestamos Zaid y yo al unísono.

El agente se aleja y yo regreso a mi lugar, tomo asiento antes de terminar en el suelo. Erick se sienta a mi lado y trajo consigo una bandeja de donas. Le quito un par y me las devoro ansiosa.

Llega el resto de mis compañeros y se ubican alrededor de la mesa ovalada; donde reposan libretas, portátiles, cafés y una pila de carpetas. Se analizan teorías y la información extraída en Tenerife hace tres días. Debido al altercado en el caserío, a todos se les hizo añicos las cámaras, pero gracias a Erick se logró extraer la memoria.

De algún modo, necesitamos saber sobre los adeptos y el culto. Oscar se ocupa de retratar al sujeto denominado como Tenma, en base a las características que le relatamos Zaid y yo.

Entretanto, Sharon y Carla analizan las creencias religiosas del culto. El cántico gregoriano dejó una pista importante, ya que podremos relacionar el culto con alguna doctrina. Jason comentó que extrajo jeringas de PCP, por lo que entre él y Lourdes peritan las evidencias.  

APARIENCIAS AFRODISÍACAS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora