『Capítulo diesiocho』

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Los recuerdos de la noche anterior seguían siendo muy confusos para la azabache, Pomfrey estaba absolutamente aliviada y conmocionada, mientras que el director se mostraba inexpresivo. Lo único que Atenea recordaba era la inmensa paz que sintió al levantarse, ya no dolía.

Es por eso, que ahora se encontraba alistándose para irse al syndicat de la señorita Avery (Todo gracias a la rapidez de su padrino). Debido a que el transcurso es de dos días, viajaría con algo cómodo y luego se cambiaría antes del evento.

-Realmente preferiría que se quedara más tiempo -mascullo Pomfrey.

Atenea río por lo bajo-. Sé que me quiere, Poppy. Pero lamentablemente tengo mis obligaciones como heredera.

Y no era mentira, hace un año el nombre de Atenea Ryddle desapareció del mundo social debido a diversos motivos, esta debía ser su gran aparición.

Cuando Atenea camino por el pasillo donde antes lo había recorrido con Cedric en aquella salida, una punzada le vino al pecho, se sentía miserable de tan solo recordar lo falso que fue todo.

Para cuando finalmente llego donde estaría su carruaje, había algunos estudiantes observando con admiración el punto donde estaba el carruaje. Atenea se acerco y se asombro al ver que había tres escoltas, dos criadas y un conductor.

-Saludamos a la fortaleza de los Ryddle -saludaron al unisonó los mencionados con una reverencia.

Los murmullos se hicieron notar, y la presencia de cierto castaño también, el carruaje frente a ellos era el mismo que habían usado en aquella salida.

Pero esta vez sería Theodore quien viajaría junto a ella.

-Solo pedí que se me trajera un carruaje -murmuro algo disgustada la azabache.

-No podía permitir que la heredera de los Ryddle viajara solo con un carruaje, así que hice algo discreto -hablo una tercera voz.

-Definitivamente no cambias, Theodore -negó con la cabeza Atenea. Entonces se coloco una mano en el pecho e hizo una pequeña reverencia en respeto a las doncellas y caballeros- Por favor, cuiden bien de mí.

Theodore extendió su mano para que Atenea pudiera subir al carruaje y ella la tomo.

-Será un honor escoltarla en este viaje, mi Lady.

-Solo cállate, Theo -murmuro la azabache.

Mientras tanto, cierto castaño era sostenido por dos hermanos rubios, quienes lo estaban arrastrando lejos de aquella escena.

-Cálmate, Cedric -murmuraba cansada la rubia.

-Ese maldito me aseguro que nunca vería con otros ojos a Atenea, por eso nunca le dije nada a Atenea sobre él... porque sabía lo importante que era para ella a pesar que a mí no me hiciera sentir cómodo -dijo en shock el castaño.

-Cedric, no te confundas, Theodore se mantuvo al margen, solo se acerco luego de la apuesta. -intervino Luke.

-¡Sabes que lo hice por madre! Todos estaban seguros que Harry ganaría...

-¿Y acaso decidiste decirle a Atenea? En su lugar, fuiste cobarde y solo la hiciste sentir usada. Ni siquiera te atreviste a decirle la verdad.

-Yo.. no pensé que me fuera a encariñar demasiado con ella, yo estaba bien conociendo mi lugar, asimilando que era mucha diferencia y que no podíamos estar juntos -murmuraba con voz ahogada el chico, mientras temblaba- ¡Todo estaría bien si me hubieras hecho caso! No me creíste, te dije que lo que escuchaste no era mi apuesta y aún así le contaste lo que se te dio la gana a Atenea -exclamo con enojo.

ᴠɪʀᴀʜᴀ °•ᴄᴇᴅʀɪᴄ ᴅɪɢɢᴏʀʏ•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora