『Capítulo diecinueve』

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—Lárguense —fue lo único que dijo Atenea mientras limpiaba la tijera. Las criadas salieron rápidamente de ahí en medio de sollozos, Atenea aprovecho que se encontraba sola para poder guardar una daga debajo de su falda. Cuando se aseguro de que la daga no se viera y ella se viera normal, salió de la habitación y se dirigió al pequeño salón donde había tomado desayuno con Theodore aquella mañana.

—Mi lady ¿se encuentra bien? —pregunto Marianne apenas la vio llegar.

—No hay razón para estar herida, Marianne. ¿Cómo se encuentra Liella?

—¡Estoy bien señorita! —aseguro efusivamente.

Atenea rio ante la emoción de Liella y le dio unas palmaditas en su cabeza.

—Me alegro de escuchar eso —dijo Atenea.

Una pequeña tos interrumpió aquel momento; Theodore se encontraba observando todo desde las sombras, había mantenido silencio para contemplar la actitud de Atenea.

Atenea no traía ninguna mancha de sangre, pero en su mirada había algo distinto que Theodore no podía identificar.

—No quiero sermones —interrumpió antes de que el pelinegro pudiera decir algo— Es mejor que bajemos.

Theodore solo dejo escapar un suspiro de cansancio y asintió. Las doncellas se encargaron de arreglar, aunque sea el mínimo detalle.

Para cuando ya estaban frente a la gran puerta, el hombre que los iba a presentar hizo una reverencia sorprendido, como si no creyera a quienes veía.

—¡Lady Atenea Ryddle Black, entra con el joven Theodore Nott! —anunció para todos los presentes ni bien la puerta se abrió.

Mientras ambos herederos bajaban, no se escucho ni siquiera una respiración, ese era el efecto que Atenea sabía que iba a causar.

Narra Atenea

No te pongas a la defensiva.

Sé sumisa.

Sonríe.

Sé delicada.

Sé femenina.

Solo tienes que ser bonita.

No lleves la contra.

Las palabras que siempre me decían antes de entrar a un baile cuando era una niña, seguían intactos en mi mente. Por primera vez en un largo tiempo tendría que hacerles caso, habían pasado cinco años desde la ultima vez que hice caso.

Dignidad, poder y pureza.

Un lema que seguí al pie de la letra desde que tengo memoria.

Seguí la dignidad guiada por la mejor etiqueta y los mejores maestros.

Aumente mi poder, aunque me haya hecho sangrar en el proceso.

Mantuve la pureza, aunque descartara mi felicidad.

Soy una Ryddle. Soy una Black.

Mantengo el honor en alto, nadie me puede vencer.

Soy Atenea Ryddle, soy la digna encarnación de la magia negra.

Ella pasa por mis venas.

Soy la heredera de dos fortunas.

Soy la heredera de Slytherin.

Soy la diosa de Slytherin.

Soy el pilar de la sociedad.

ᴠɪʀᴀʜᴀ °•ᴄᴇᴅʀɪᴄ ᴅɪɢɢᴏʀʏ•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora