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A Seungmin le hubiera gustado colocar aquel hermoso cuadro en alguna parte vacía de la pared de su habitación.

Pero claro, si Christopher la veía y preguntaba de dónde la obtuvo sería un gran, gran problema.

Decirle que la había comprado implicaría confesar que había roto la regla de no salir de casa, por lo que no era una opción. Decirle la verdad tampoco ayudaría mucho, implicaría involucrar a Hyunjin y no quería problemas para el rubio, en ningún sentido.

Y Christopher podía ser un bastardo, un idiota e imbécil, pero no era para nada tonto, así que jamás creería que Seungmin lo hubiera hecho con sus propias manos.

Y aún que fuera así, lo tenía en un estándar tan bajo que no creía que Seungmin sirviera para algo más que cocinar, limpiar la casa o servirle en cualquier necesidad que deseara.

Por lo que llevaba a Seungmin al sitio donde actualmente se encontraba, el ático. Sentado frente a la única fuente de luz que era la pequeña ventana de allí que hacía posible que admirara su pertenencia favorita, sonriendo al ver lo bonito que se veía con la luz de la luna.

Convirtiéndose en la única cosa que lo hacía sonreír al estar en casa.

—¡Seungmin!

El menor rápidamente cubrió con una pequeña sábana blanca y algo polvorienta su regalo, antes de bajar con rapidez para que Chris no tuviera que subir.

Bajó aquella escalera retráctil con rapidez, quedándose sin aire al voltear y ver a Christopher, analizándolo de sobre manera, con aquellos ojos claros que eran bastante bonitos para ser poseídos por alguien tan horrible, convirtiéndolos en una mirada bastante fría y analítica. Una que lo hacía sentirse una víctima indefensa y frágil.

—¿Qué hacías allá arriba?

—L-lo lamento, quería... que-quería limpiar un poco. —Seungmin tragó saliva, sacudiendo con timidez sus ropas algo sucias. —Ahora me cambio...

Después de haber dado dos pasos, el menor sintió su cuerpo temblar cuando su antebrazo fue tomado con fuerza, obligándolo a voltear con terror.

—Quítatelo.

—¿Q-qué?

—¿No escuchas? Quítate el suéter. —Seungmin solo se quedó inmóvil, tratando de calmar los temblores en su cuerpo. —No lo voy decir dos veces. Hazlo. Ahora.

—Pe-pero Chris...

El castaño retrocedió precipitadamente cuando Bang dió un paso al frente, ejerciendo aquella fuerte dominancia que hacía que aquel picor en sus ojos amenazara con hacerlo llorar.

—No me hagas perder la paciencia. ¿Quieres? —el ver cómo el mayor convertía sus manos a puños, solo hizo que al pánico se apoderara de su cuerpo.

Con los dedos temblorosos y sus ojos picando al querer llorar por sentirse vulnerable, Seungmin levantó torpe y lentamente su celeste suéter hasta poder quitárselo por completo, dejando a relucir su pálido y escuálido torso.

No se atrevió a levantar la cabeza y ver la mirada de Christopher, pero podía sentirlo analizarlo, verlo detalladamente, observando con cautela cada una de las cicatrices, heridas, golpes e imperfecciones que trataba torpemente de cubrir siempre.

Un espasmo y un terrible escalofrío lo sacudió de golpe cuando el frío dedo del mayor delineó uno de los recientes cortes ubicados en su muñeca izquierda, alertando a todo su cuerpo de escapar, salir corriendo y quitar aquel repugnante tacto sobre su piel.

Sin embargo, no podía, su cuerpo parecía estar al mandato de Chris, totalmente inmóvil y obediente a lo que se le decía por el morboso miedo albergado en su corazón de ser lastimado.

—¿Te lo hiciste tú? —habló dirigiendo sus profundos ojos al menor y al no haber respuesta, un leve apretón en aquella herida hizo a Seungmin lloriquear por el dolor. —Responde, Seungmin.

—S-sí...

—¿Si? —el menor asintió frenéticamente, asustado por la presión del agarre de Christopher en su muñeca. —¿Puedo saber por qué?

—Y-yo... —el castaño tragó saliva, estando tan nervioso de su respuesta por la mirada que tenía encima de su pareja. —No lo sé, lo la-lamento mucho. Fue un error m-mío y... —en cuánto Chris no estuvo conforme con su respuesta y lo jaló con fuerza hacia su cuerpo más que molesto, Seungmin se encogió en su lugar tratando de librarse del agarre entre múltiples lágrimas. Perdió por completo el control. —¡Pro-prometo nunca más volver a hacerlo! ¡T-te lo juro! ¡En serio! ¡N-no lo haré nunca m-más, Chris!

—¿Sabes que está no es una buena forma de llamar mi atención? —cuestionó con aquel desesperante tono de voz lento, haciendo al menor asentir rápidamente, tratando de conseguir oxígeno a toda costa por su entrecortado llanto. —Te he dicho mil veces que dejes tus malditos jueguitos y te comportes como un puto adulto de una maldita vez.

Y en menos de lo que pudo razonar, Kim sintió su cuerpo ser tomado, arrastrado y arrojado a su cama sin ningún cuidado, alterando su ritmo cardíaco.

—N-no Chris, por... p-por favor.

—¿Qué, ah? —cuestionó, aprisionando fuertemente las manos del menor sobre su cabeza, viéndolo removerse constantemente. —¿Me vas a contradecir en algo?

Seungmin negó con la cabeza desesperado, sintiendo sus mejillas totalmente empapadas por sus lágrimas, llenas de miedo, de terror, no queriendo ser lastimado.

—Por-por favor... —murmuró débilmente, siento gloriosamente ignorado cuando sus prendas inferiores fueron bruscamente arrancadas, raspando su piel. —T-te lo suplico, Christopher... n-no quiero...

—¿Y crees que a mí me importa un carajo lo que tú quieras? Eres mío, Seungmin. Te guste o no, estás a cargo de mí. Soy la única persona que te queda y apenas soporta hacerse cargo de ti. Tus padres te arrastraron a mí, así que se al menos un poco considerado y agradecido con eso, por que sabes bien que si quisiera, me hubiera desecho de ti hace mucho. ¿Lo entiendes?

Respirando erráticamente, el mayor no recibió una respuesta verbal, mas estuvo complacido cuando sintió como el menor dejó de poner resistencia para solo cerrar los ojos totalmente casando, rendido y acabado, dejando caer sus débiles lágrimas.

Su mente tratando de bloquear la asquerosa sensación de los labios del mayor sobre su cuello, intentando no prestarle atención a las marcas territoriales que quedaban en su cuerpo, ignorando el dolor y los desagradables sonidos que escuchaba por parte de Christopher.

Dejando de lado sus lágrimas y su realidad, Seungmin se sumergió en los rincones más abandonados y profundos de su mente, evadiendo su sufrimiento y protegiéndose a sí mismo, logrando visualizar algo que lo hiciera feliz.

La imagen del cuadro regalado por Hyunjin y su pequeña sonrisa al dárselo fue lo único que Seungmin pudo visualizar antes de perder el conocimiento.

Moon || HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora