Moon || Hyunmin

[15]

Hyunjin se encontraba moviendo su pierna con ansias mientras miraba constantemente su reloj ubicado en su mano derecha. Admitía que se había hecho bastante tarde, pero dios, el ascensor no estaba colaborando en lo absoluto.

Cuando finalmente las puertas del ascensor se abrieron, se apresuró en llegar hasta la puerta de su departamento mientras sacaba las llaves de su bolsillo como podía.

Hyunjin entró con cuidado, cerrando la puerta sin hacer tanto ruido.

Sin embargo, en lugar de escuchar los pasos apresurados de Seungmin acercándose para darle la bienvenida, Hyunjin solo percibió un inusual silencio. Una sensación de inquietud y desconcierto se apoderó de él casi al instante.

—Seungmin, ¿estás ahí? —llamó Hyunjin mientras caminaba por el primer piso del departamento, notando como todo estaba casi a oscuras. —Ya llegué.

No hubo respuesta. Hyunjin frunció el ceño y se dirigió hacia las escaleras, pensando en que el menor debía estar arriba. No obstante, en cuanto puso un pie en las escaleras, se dio cuenta en donde estaba lo que tanto estaba buscando, aliviándose automáticamente.

Seungmin estaba allí, en la sala de estar de la primera planta, abrazando sus rodillas y envuelto por una manta, siendo casi imperceptible debido la oscuridad de la noche.

—¿Min?

—Hola, Hyun. —Hyunjin de inmediato supo que las cosas no estaban en orden por aquel tono desanimado de voz y ver aquel par de estrellitas sin brillo alguno.

—¿Sucedió algo? —Hyunjin se acercó con preocupación, notando los tonos pálidos del rostro del castaño. —¿Te sientes bien?

Seungmin forzó una pequeña sonrisa, pero sus ojos deltaban su malestar e incomodidad.

—No mucho, creo que tengo un resfriado. —Hyunjin hizo una pequeña mueca apenada. Él sabía lo emocionado que estaba Seungmin por salir a ver la luna. —Lo siento, Hyunjin. No creo que pueda acompañarte arriba. No me siento muy bien...

—No te disculpes, no es tu culpa. —Seungmin volteó a ver al mayor cuando este se sentó a su lado. —Podemos verla otro día.

—No quería arruinar los planes de hoy...

—Ya dije que no es tu culpa. No has arruinado nada. —impuso Hwang, teniendo los ojos desanimados de Min sobre él. —Y bien, si culpamos a alguien debería ser a mí, llegué tarde.

—Tienes justificación, tú trabajas.

—De igual manera. —Seungmin solo observó como Hwang le colocó una mano sobre la frente. —Oh, Minnie, ¿por qué no me lo dijiste antes? Podía haber traído una pastilla o algo. Tienes fiebre.

—Lo siento, crei que sería imprudente llamarte si estabas ocupado...

—Que no te importe si estoy ocupado o no. Tú solo llámame, eres más importante para mí que una tonta reunión. —el castaño lo miró al instante sintiendo un leve cosquilleo en el abdomen, aunque el rubio parecía estar más concentrado en asegurarse de su temperatura mediante constantes toques en su frente. —Desde ahora no quiero que pienses cosas como esas. ¿Bien? Si ocurre algo, tú solo llamame. No importa qué.

Seungmin asintió sin muchas ganas, acurrucándose en aquella manta que era su único escudo contra los terribles escalofríos que atacaban su cuerpo sin piedad.

Hyunjin lo miró con cierta lástima y, a la vez, ternura. Si Seungmin le parecía naturalmente adorable sin hacer mucho, tenerlo de esa manera tan frágil y desprotegida solo encendía aquella alarma de protección en su cerebro. Y aun más al observar su rostro teñido de un leve color rojo por el calor de la fiebre.