≪•◦ 16. Todo lo que brilla ◦•≫

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Nota de la autora original: (...) Por cierto... el 99% de mi información es verificable, te dejo indagar sobre las cuestiones técnicas y culturales ;) (...)

D-149 antes del impacto.

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Pov Luffy

- ¿Estás listo...?

- Sí.

Ace observa la joyería y se muerde el labio, reflexionando sobre los últimos detalles. Juego con el seguro de la Glock, y mis ojos están puestos en mis botas.

La situación es algo tensa, desde que Ace se confesó. Estoy tratando de acostumbrarme a la idea de que es aún más insano y retorcido de lo que pensaba, y el camino se va haciendo poco a poco en mi cabeza. Y como le dije... nunca me hizo daño. Ace es un mínimo de consideración, me quiere, me abraza, aunque sigamos abucheando.
Una hora antes, me tomaba en la ducha, al contenedor; tenía mi nariz en su cuello, me aferraba a él y pensaba en la vida que llevábamos, entre dos suspiros de placer y besos apasionados. Estoy irrevocablemente enamorado de él, y él no finge su amor por mí, lo sé, Ace no puede engañar en eso, es demasiado obvio.

Tenemos un acuerdo cordial entre nosotros sobre sus desapariciones: no quiero saber nada. Es una estupidez, lo sé, pero me temo que no puedo soportarlo. No quiero saber qué hace, a quién caza, cómo mata y qué hace con los cuerpos.
Me juró que nunca me lo contaría y que, de todas maneras, era demasiado íntimo. Sus sentimientos, su forma de elegir, su modus operandi son cosas muy personales, y aunque me horrorizaba escucharlo hablar así... llegué a entenderlo. Hasta cierto punto, sin embargo, pero... traté de entender lo que me estaba diciendo al respecto. Sólo le hice jurar que nunca volvería lleno de sangre u otras... cosas orgánicas que no fueran suyas. Me dijo que eso nunca ocurriría y le creo.

Lo pasé mal, justo después. Dejarme tocar, besar. Comportarme con normalidad, y si soy sincero conmigo mismo, antes no era muy normal, y ahora es peor.
Actualmente... me hice una idea. No tengo muchas opciones, Ace me dijo que, aunque se lo pidiera, no dejaría de hacerlo definitivamente. Y que, si se detenía, se sentiría... frustrado, y que realmente no era lo mejor para mí. Como él dijo, el controla sus impulsos, hasta cierto punto. Puede abstenerse de matar, pero sólo por un tiempo.

Cierro los ojos y apoyo mi mejilla en el reposacabezas, pensando en ese momento en el que me di cuenta de que formaba parte de su tabla de caza. Cumplo con todos los criterios, según él. Le pregunté en qué y me susurró que era guapo y con un poco de cabeza en el aire, antes de sonreírme y plantar un beso en mi frente.
Horrible.

- ¿Lu'...?

- Mmn.

- Iremos por la parte de atrás, hay demasiada gente en la calle.

- Son las 19:00, ¿no?

- Hay una animación en la plaza del mercado de al lado. No estaba en mis planes.

Asiento con la cabeza y él se vuelve hacia mí, sumergiendo sus ojos en los míos. Le sostengo la mirada y su rostro se acerca. Lo veo hacerlo con una ligera sonrisa, y su aliento se mezcla con el mío.

- ¿...Confías en mí?

- Siempre.

- Pequeño mentiroso.

- Te lo dije... te quiero. No me voy a ir.

- Es porque tienes miedo de que te encuentre y te patee el trasero.

Pongo los ojos en blanco y me retuerzo en el coche para sentarme a horcajadas sobre sus muslos, entre él y el volante; un poco sorprendido, me acaricia las caderas a través de mi traje y me mira con un aire bastante cautelosa.

𝐑𝐞𝐧𝐝𝐞𝐳-𝐯𝐨𝐮𝐬 𝐞𝐧 𝐄𝐧𝐟𝐞𝐫 | AceluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora