Vendados

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¿Como han estado mi gente?
Asumo que si llegaron a esta página de este famoso y exitoso libro ahora llamado "libro rojo" habrán leído la escritura anterior llamada "que se joda". Una inspiradora y linda página donde dejo todas mis inseguridades de lado y sin pensarlo me lanzo al vacío con los ojos cerrados a este gran mar rosado llamado amor.
Un mar de un color rosa suave que se asemeja a las primeras luces de un amanecer, ese mar que desde largas distancias apesta a flores y a bellos olores que te impiden abrir los ojos, ese mar que por muy sumergido que estés no te ahogarás nunca, pues ese mar es mágico, capaz de darte poderes de respirar bajo el agua.
Pues, me alegro que estén aquí, para que nos ríamos un rato...
Así es señores y señoras... puse mis pies a la orilla del risco y después de pensarlo por un momento, cerré los ojos, me puse la venda, extendí mis brazos y salté. Salté ya oliendo esas flores desde lejos. Salté sintiendo el agua recorriendo mi cuerpo. Salté con la mayor sonrisa del mundo.
¡Y lo sentí! ¡Se los juro que lo sentí! Sentí como caí en el agua, sentí el agua fresca, olía las rosas, saboreaba el agua, podía respirar, ¡no me ahogaba! ¡Era impresionante! Pude notar lo hermoso que era, iba nadando hacía adelante sin parar, ya con las expectativas en el cielo, ¿si solo estaba nadando en la punta, como sería mas allá? ¿Como sería mas adentro del mar? ¿Que colores habrán? ¿Habrán otros olores? ¿otros sabores? ¿Otras sensaciones? Muchas preguntas que estaba ansioso por saber la respuesta, así que nadé, nadé y nadé, no me preocupaba nada.
Me chocaba con rocas que para mí no eran nada, por más grandes que parecían, las rodeaba, les pasaba por encima, por debajo, por el lado, las rompía, ¡lo que sea! pero había algo que si estaba notando y entre mas nadaba y nadaba sentía que el suelo se acercaba a mis pies ¿o el agua se estaba reduciendo? !no importa! ¡Este mar es maravilloso!
"Tu sigue para delante como si todo estuviera normal" me repetía sin cesar. Pero no lo estaba, llegó un punto que el agua empezó a llegarme por las rodillas, ya no podia agacharme mas, así que me detuve, poco a poco sentía como el nivel del agua bajaba y cuando sentí el mar rozándome los tobillos como si estuviera pidiéndome perdón, decidí quitarme la venda...
No había agua...
Miré hacia atrás, a los lados, hacia abajo, pero...
No había agua...
Me arrodillé, toqué el suelo en búsqueda de humedad, pero...
No había agua...
Así que allí quedé...
Arrodillado en el medio de un desierto que ni siquiera el color rosado mantenía, no quería moverme, no quería gritar, solo una lágrima salió de mi ojo...
Una lágrima rosada...

El cuaderno rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora