- ¿Donde estoy?- pregunto mientras me encuentro en un prado amplio - Normalmente este lugar es un sitio completamente diferente
Empiezo a caminar por el lugar, la última vez que estuve aquí había muchas personas en sillas muy altas observándome mientras me daban su opinión de mi vida allá afuera.
Una persona tierna de apariencia y pequeña de estatura me agarra de la mano, la veo y me da la impresión de que tiene poca edad pero dentro de mi sabe que posee una sabiduría inmensa.
-siéntate- me dice
Nos sentamos los dos a ver el cielo despejado.
-¿como estas?- pregunta con entendimiento
- No lo se.
-Esas personas de aquella vez no han desaparecido, siguen en su habitación en otro plano, pero tú hoy no estas allí.
-¿Quién eres y porque estas afuera?
- Yo soy tu, yo soy la persona que quieres dejar vivir, soy aquella que sueñas ser, soy esa persona que no quiere escuchar a las otras de adentro de ese plano, soy esa que quieres creer que esta en lo correcto.
-¿Y si lo estas?
-No tengo esa respuesta, porque tú no la tienes, pero algo que tengo que decirte es que yo vivo en este plano lleno de verdes plantas, frutas sabrosas, libre suelo, comida abundante, libre aire, pechos llenos, cielos despejados y sonrisas brillantes, por mucho que quieras estar aquí, me temo que no es posible.
-¿Entonces me rindo?
- No dije eso, no te rindas, aunque algunas de las maneras que te ofrecen las otras personas del otro plano no son las mas sanas, ellos intentan ayudarte a sobrevivir allá afuera, ellos son tu respuesta al plano de donde tú provienes, tienes que saber ignorar y saber escuchar sus propuestas.
Quedo sin decir una palabra, mirando hacia el horizonte con esta persona sentada a mi lado, la veo y no logro identificar si es niño o niña.
-Pero el propósito de mi visita es hacerte ver tu mayor miedo actual- comenta
Un anciano con piernas altas, bastón largo y refinado traje se acerca a nosotros, mi saluda levantando su sombrero con una cálida sonrisa y pareciera que con vergüenza se acaricia la alargada barba blanca que posee, sin necesidad de presentación ya sé quién es.
-Me han dicho que me temes- dice este hombre con una voz suave sentándose de mi otro lado - Me llaman Tiempo.
-Él teme desperdiciarte - dice la infante voz a mi otro lado
-Que curioso, él mismo sabe que no lo ha hecho, desperdiciarme- dice el anciano
-No lo sé, en menos de un mes tengo 23 años.- comento sin ilusión
- Mira, aunque no lo creas, llevo 2 semanas sentado al lado tuyo- dice sobando su barba
-¡Pero solo ha pasado cinco minutos!- Asombrado volteo hacia el infante y este sonriendo me dice
-Llevamos aquí 3 meses, el tiempo transcurre diferente cuando estamos en tu cabeza.
-No puedes hacer nada, yo seguiré pasando, pero tú tienes que pasar menos tiempo deseando estar aquí y ver como llevas este lugar a tu plano.
El infante me toca la frente diciendo
-Ya sabes como hacerlo, solo que estas negado a ver la respuesta, él te la enseñará mas temprano que tarde, pero por ahora toma acción, yo estaré guiándote y enviándote señales- con una voz casi parecida a la mía termina diciendo- Y tranquilo soy muy necio para morir, ese miedo también lo puedes dejar de lado.
Un caballero con armadura de plata pero sin armas ni escudo se consigue atrás de mi, este coloca una mano en mi hombro y volteo.
-Vamos- me dice extendiendo su mano
Le doy mi mano y este me levanta, nos apartamos caminando de estos dos seres, volteo y observo al señor tiempo levantado mirándome con una sonrisa de despedida, mientras que el infante sigue sentado mirando el paisaje dándome la espalda con un aura segura.
Suena la alarma, 6 de la mañana y tengo que alistarme para ir a trabajar.
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El cuaderno rojo
Non-FictionOpiniones, pensamientos y pequeñas historias que salen de mi cabeza plasmados en estas hojas digitales para el gusto de un público interesado :)