Si, lo sé lector, quizá me odias por el trato que le doy a las personas que quiero.
Me siento como una mierda, me odio por el trato que le di a Samuel y la forma en la que le hablé, pero ya no tiene caso que me disculpe con él, al final lo que quería era alejarlo de mi y así es ahora. Él volvió a su mesa habitual, con Noah y un par de chicos más, los mismos que vi en la fiesta de Angie.
Mia y la rubia lo notan pero optan por no preguntar ni mencionar nada al respecto.
Al llegar a casa escucho una discusión dentro, las ganas de querer darme la vuelta y regresar después de esfuman al escuchar a mamá gritarle a los mellizos. Automáticamente abro la puerta.
—¿Qué pasa? —pregunto al llegar al lado de Deborah.
—No te metas, ¿Si? Deja de estorbar.
Gran forma de decir «Hola» de mi madre, ¿no crees, lector?
Dylan pasa a mi lado y se acerca a mi oído para susurrar.
—Está enojada por el trabajo, es mejor no preguntar. —Hace una mueca y coloca su Xbox en la mesada de la cocina.
—¿Qué hicieron, mamá? —insisto viendo a Jake dejar los controles también en la mesada.
—¿Qué carajos te importa? —escupe rodando los ojos.
—Son mis hermanos, de todas las personas en esta casa son los que menos se merecen tu trato de mierda.
Se acerca a mi acortando la distancia que nos separaba, puedo ver su mandíbula apretada e imagino el humo saliendo de su cabeza.
—Son unos vagos y quiero evitar que se conviertan en lo mismo que tú —espeta señalándome. Su índice me golpea el pecho repetidas veces causándome un pequeño ardor en la piel.
Puedo verlo en sus iris verdes cuando desvío mi mirada, les duele aún, a ellos siles sigue doliendo. No voy a permitir que les haga el mismo daño que a mí.
—Si ser vagos es tener casi excelentes calificaciones, que Dylan entrene fútbol y Jake esté en concursos de español, entonces si son demasiado vagos. —Me mantengo firme y le sostengo la mirada. Mamá está que echa fuego por los ojos—. Deja de desacreditar el esfuerzo que ellos hacen, porque estoy segura de que el noventa por ciento de lo que hacen lo hacen por ti, para complacerte. Yeso es de las cosas más jodidas que hay porque tú misma estás destruyendo a tus hijos, y si no quieres que acaben como yo entonces déjalos en paz.
Mamá me jala del brazo y suelta una risa llena de burla e incluso diversión.
—¿Entonces está mal que regañe y corrija a mis hijos? —replica pintando una sonrisa aún más amplia.
Se cruza de brazos esperando una respuesta.
—Sabes que tú no tienes intenciones buenas, llenas de estrellitas y colores como quieres aparentar —digo entre dientes.
Mamá rueda los ojos y cambia el peso de su pierna a la otra.
—Alex —pronuncia. Hago un gesto con la cabeza para que continúe—. ¿Me odias porque te regaño? ¿Acaso esa es la causa de tu comportamiento, de que siempre quieras atención? ¿Querías que cumpliera todos tus deseos e ignorara tu comportamiento de mierda?
—No, no quiero que no me regañes, ni que me tengas que cumplir todos mis caprichos ni que pases por alto mis errores. Pero quiero que me escuches... que me escuches de verdad, que me prestes atención por más de cinco minutos. Que me entiendas y que me digas que todo estará bien aún si no es verdad. Quiero que me abraces por tu cuenta, que me quieras porque quieres hacerlo, no porque te veas obligada. —Las palabras salen de mi boca con fluidez, una detrás de otra. Aprieto los labios y echo un vistazo a mis hermanos, quienes están prestando atención a todo lo que dije y a cómo reacciona Deborah—. No les hagas esto a ellos, mamá.
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Sola #1 [✓]
Teen FictionLa vida de Alex se desmorona. Después de perder a la persona que la complementaba se siente perdida. La tristeza y frustración constante la acompañan desde hace años, pero todo se intensificó cuando su persona murió. Ahora sabe que la familia no lo...