Samuel faltó un día a la escuela. Sí, Crane solo los suspendió un día a ambos. Usó la excusa de que tendría que investigar más a fondo lo que le conté, pero en realidad es porque Caleb necesita entrenar para el partido del viernes.
El tiempo en clase pasa demasiado lento, o quizá soy yo quien lo siente así por estar mirando la hora cada cinco minutos, pero me parece que todas y cada una de las clases de hoy son más aburridas que de costumbre.
Cuando el hermoso sonido de la campana resuena en las aulas suelto un suspiro de alivio. Camino dirigiéndome a la cafetería pero Samuel y Mia se pegan a mí como chicles antes de llegar.
—Hola —digo mirando a ambos, está uno a cada lado mío.
Samuel camina delante nuestro y lo seguimos. Parece que le encanta la parte trasera de la escuela, aquella dónde está la fuente y las bancas de madera, aunque nosotros siempre nos sentamos en el césped.
—Las matemáticas me queman el cerebro —bufa Samuel y tira su mochila al suelo para después recostarse debajo del árbol de siempre.
—¿Tienes uno de esos? —bromeo. Él me fulmina con la mirada y me muestra la lengua.
—García, dentro de una semana es mi fiesta no se te olvide —dice Mia con la vista en su celular.
—¿De qué dijiste que era?
—Hadas. —Mia lo mira y mueve su dedo índice frente a su cara—. Sin disfraz nadie entra.
—Bien.
Mia vuelve a poner atención en su celular, sus dedos se mueven rápidamente en la pantalla de este.
—¿Sigue doliendo? —le pregunto pasando mi pulgar por su mejilla. El hematoma apenas se nota ya, pero su piel sigue teniendo ese subtono verdoso por debajo de su ojo.
Samuel niega con la cabeza, toma mi mano y la muerde ligeramente como un perrito rabioso. Sus iris verdes se desvían y yo sigo la dirección a donde mira ahora. Entonces veo a Angie acercarse, sus mejillas se coloran ligeramente pero lo controla bastante bien. Nos sonríe a ambos y vuelve su vista a Mia.
Charlan un par de segundos y después mi amiga se da la vuelta y toma su mochila.—¿Les importa si los dejo? —susurra moviendo los ojos en dirección a Angie.
—Que te vaya bieen —canturrea por lo bajo Samuel.
Yo asiento apoyando lo que el castaño dijo.
Mia baja la pequeña colina y se para al lado de Angie, caminando juntas de vuelta a la puerta de cristal y desapareciendo en el interior de la escuela.
Samuel, recostado a mi lado posa su índice en mi nariz, jugando con la pieza metálica que tengo en esta. Entonces se me ocurre algo.
—¿Tienes algo que hacer?
—¿En este momento? —Yo asiento. Samuel presiona mi nariz y los hoyuelos en sus mejillas se marcan—. No, soy todo tuyo, pecas.
Arrugo la nariz dejándole claro que el apodo sigue disgustándome.
—Bien, vámonos, García.
—¿A dónde exactamente?
—Ya verás.
—¿Me vas a llevar a un callejón para matarme? —Alza una ceja—. ¿O manosearme?
—Definitivamente nunca te callas.
Me levanto sacudiendo la parte trasera de mis jeans, a los pocos segundos ya tengo al pesado de Samuel detrás.
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Sola #1 [✓]
Novela JuvenilLa vida de Alex se desmorona. Después de perder a la persona que la complementaba se siente perdida. La tristeza y frustración constante la acompañan desde hace años, pero todo se intensificó cuando su persona murió. Ahora sabe que la familia no lo...