—Buenas noches señor.— saludo nada más entrar en su despacho.
Este despega la nariz del ordenador y me hace una señal para que me siente enfrente suya, en unos sillones color rojo burdeos. Se ve calmado pero tiene el pelo ajetreado como si acabara de pelear con alguien y estuviera descifrando algo.
—Lo siento señor, debería de haber tenido yo el teléfono, mi hermana es muy pequeña no debería de contestar a números extraños...— Trato de disculparme, este sonríe y me interrumpe.
—No te preocupes, es una niña muy dulce, me ha contado que normalmente te acompaña a las carreras porque es tu amuleto de la suerte, pero que también tú eres el suyo, me ha contado lo de tu pelo y también que las enfermeras la tratan bien y juegan con ella.
Yo aprieto mis dientes, ¿Acaso estuvieron hablando tanto tiempo?, si que coge confianza rápido mi hermanita.
Me limito a sonreír y a mirar a mis manos sin saber que pellejo quitarme ya.
—Te he llamado porque tengo que hacer una entrega, el repartidor me ha fallado y digamos que ha acabado algo chamuscado junto con su local, ¿Podrías hacerme tú ese favor? Las gemelas te acompañarán junto con Matti.
Yo asiento convencido.
—Hay algo que deberías saber Nathaniel, no se trata de una entrega cualquiera, es a unos contrabandistas que me han intentado timar con armas falsas.— mientras habla saca dos pistolas y una navaja de su cajón y las deja sobre la mesa.— No quiero que nadie salga herido, por favor, espero que no tengas que utilizarlas.
¿Armas? ¿Estás de coña? ¿Hasta este punto hemos llegado? Una cosa son las motos ilegales, las carreras ilegales, talleres ilegales, pero armas... Intento no mostrar mi desconfianza hacia tal máquina literalmente de matar.
Me la meto en el cinturón del pantalón y bajo al garaje.
Por el pasillo veo a una chica, que de mala gana entra a una habitación seguida por unos guardaespaldas.
Nada mas bajar ya veo el paquete y a los demás esperándome subidos a sus motos hablando.
Les saludo con la mano y una de las gemelas me sonríe, la otra pasa completamente de mí, vaya desagradable. De Matti no esperaba menos, ni se ha inmutado. Entro en la cabina cojo mi casco, una mochila y meto el paquete, arranco la moto, pongo la ubicación en el teléfono pegado al depósito mediante un imán y arranco, los demás me siguen por detrás.
Tras dos cuartos de hora llegamos a un almacén, bastante olvidado y poco cuidado, yo miro el gps y otra vez al almacén, me giro a los demás y ellos ponen la misma cara que yo. Dejamos las motos debajo de un árbol y buscamos las puertas, están todas cerradas mientras una de las salidas de incendios estaba abierta, subimos las escaleras de emergencias. Entramos y desde arriba se puede ver como hay mucha gente en mitad del almacén hablando y jugando a cartas de póker.
Matti silva bien alto y estos se levantan asustados sacando armas, mis compañeros no se asustan, yo no me inmuto, saco el paquete lentamente de la mochila y al verlo hacen un gesto con la pistola para que lo acerque, miro a mi "equipo" y este asiente de manera que acceden a que me separe. Bajo las escaleras desde la salida de incendios hasta el suelo y les dejo el paquete, lo empujo con el pie y pongo la mano para que me de el dinero que le debe a mi jefe.
Uno de ellos sale con un maletín con cara de pocos amigos, son asiáticos y no se si es porque su cara es así pero creo que no le he caído bien desde el primer momento en el que me ha visto.
Le pido que abra el maletín, este se gira hacia su gente, en una cifra de segundo lanza el maletín por los aires mientras huye despavorido y puedo ver una luz roja parpadeante dentro de este.
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NATHAN *(Horas De La Eternidad #2)
Teen Fiction-¿Le temes a la muerte?. Cogí sus fríos y delicados dedos, el aire a esa altura removía los mechones que escapaban de una desastrosa trenza hacia atrás, sus oscuros ojos no me miraban. No me importaba, ya nada lo hacía. Aquí y ahora tenía una cosa c...